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06 mayo 2022

Primavera en el aire





PRIMAVERA EN EL AIRE

Creías que la niebla y el mal tiempo
no acabarían nunca, que en tu casa
no volvería a entrar la primavera.
Y esta mañana, mira:
un año más florecen los cerezos;
álamos y castaños tiemblan ya de hojas verdes;
el aire huele a juventud y a huerta;
y el río, antes dormido bajo el hielo,
vuelve a correr al sol, más limpia el agua.


Sólo el brochazo de esas nubes negras
parcelando la sombra, monte arriba,
te advierte que esta pausa termina en otro invierno.
Y aunque el frío y el mal tú los conoces,
inocente y feliz como el jilguero
que ahora recita versos de amor a un Dios extraño,
-escúchalo- también bajo otras nubes,
tu pobre corazón canta por dentro.


José Mateos, Reunión, Editorial Comares. La Veleta






19 septiembre 2021

La última rosa del verano (The Last Rose of Summer, Thomas Moore)



The last Rose of Summer" es el título de un poema del irlandés Thomas Moore (1779-1852) escrito en 1805. En 1807, Sir John Andrew Stevenson compuso la música para piano basándose en la melodía de la canción irlandesa tradicional "The Young Man's Dream".

Aquí os dejo tres rosas para despedir el verano: la de Nina, la del tenor irlandés Emmet Cahill y la del niño neozelandés Richard Bonsall, un verdadero prodigio.

Las rosas, aunque sean las últimas, o sobre todo por ello, no tienen fronteras.

Espero que estéis todos bien y hayáis pasado un feliz verano.

https://youtu.be/9ZmW-KTUHRw

https://youtu.be/NWtOs1NYWCo 

https://youtu.be/gOu_cj7IaQY


THE LAST ROSE OF SUMMER

Tis the last rose of summer,
Left blooming alone;
All her lovely companions
Are faded and gone;
No flower of her kindred,
No rosebud is nigh,
To reflect back her blushes,
Or give sigh for sigh.

I’ll not leave thee, thou lone one!
To pine on the stem;
Since the lovely are sleeping,
Go, sleep thou with them.
Thus kindly I scatter,
Thy leaves o’er the bed,
Where thy mates of the garden
Lie scentless and dead.

So soon may I follow,
When friendships decay,
And from Love’s shining circle
The gems drop away.
When true hearts lie withered,
And fond ones are flown,
Oh! who would inhabit
This bleak world alone?

30 abril 2020

Vater Unser im Himmel... Un poema de Enrique Baltanás



Para Cristina Brackelmanns,
con el recuerdo de nuestros padres.

AÚN te escucho rezar el Padrenuestro,
"Vater unser im Himmel...”,
que el padre August Stassig te enseñara
(cuando vino hasta Utrera huyendo de los nazis), 
y que de ti aprendí como un legado.
.
Aún por mis ojos pasan las imágenes
de lo que fue tu vida entre la nuestra
y que en el blanco y negro se han quedado,
aguardando en silencio a que les llegue
la hora de alejarse hasta el olvido.
.
Y aún te roza mi mano por la frente,
hasta cerrar tus ojos, que otra luz
seguro que vislumbran ya más pura.
.
Por eso hay muchos días en que rezo
en la lengua tudesca el Pater noster.
“Vater unser im Himmel…Dein Reich komme…
…Unser täglisches Brot gib uns heute…”
Porque en estas palabras es tu sangre
la que corre en mis venas como herencia.

"Dein Reich komme..." 
Enrique Baltanás. Esta sombra que fui.  Ed. Cypress, Colecc. Poesía al albur, 8


Gracias de todo corazón, una vez más, a Enrique Baltanás por este maravilloso poema, tan amablemente dedicado a la memoria de nuestros padres, el suyo y el mío, a los que ambos recordamos rezando en alemán. El poema está incluido en "Esta sombra que fui", su último y absolutamente emocionante poemario.

Gracias también por sus generosas palabras en la entrevista que le hicieron a raíz de la publicación del libro, en las que relata la historia de mi padre, una historia como la de tantísimos otros alemanes, generalmente olvidados, que se jugaron la vida por oponerse al régimen de Hitler. Muchos la perdieron, condenados, deportados o simplemente asesinados; otros consiguieron huir, como el salesiano August Stassig que bautizó a Enrique y enseñó el “Vater unser” a su padre, como Jakob Gapp, el marianista que llegó a Valencia, llevado luego con engaños hasta la frontera para detenerlo en Hendaya, nada más cruzarla, y ejecutarlo en Berlín, o como mi padre, Heinrich, quien, avisado de que su nombre estaba en la lista, y no hacía falta decir qué lista, en el año 36, con la ayuda de la Iglesia y gran riesgo para los que lo ayudaban, consiguió escapar a Suiza escondido bajo la carga de un camión.

“Vidas oscuras” (como las denomina la reciente pelicula de Terrence Malick), pero luminosas todas ellas, sobre todo si viene a rescatarlas de la oscuridad un poema tan hermoso como el de Enrique Baltanás. 
 Aquí dejo sus palabras, y en el enlace del final la entrevista completa:
"José Romero- …Y no solo hay recuerdos o evocaciones al amor en "Esta sombra que fui", sino también referencias al contexto histórico, como el poema en torno al 11-M, o a personas concretas, como Cristina Brackelmanns, sobre la que el lector se queda con ganas de saber más. 
Enrique Baltanás- Cristina Brackelmanns es amiga mía. Su padre era alemán, vino a España huyendo de la Alemania nazi, porque era católico y lo perseguían por su creencia. Se instaló aquí y formó una familia. Mi padre, que aprendió alemán, porque en sus tiempos en el bachillerato se estudiaba ese idioma, lo conoció. Como también conoció y tuvo amistad con un salesiano alemán que recaló en el colegio de Utrera. Ese cura casó a mis padres y me bautizó a mí. El poema “Dein Reich komme”, que evoca el Padre Nuestro en alemán, es un recuerdo que nos une a Cristina y a mí, la memoria de unos padres hablando esa lengua, que, a veces, suena tan dura y extraña, pero no lo es. Es una lengua muy dulce. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a escuchar los discursos de Hitler, que ladraba, no hablaba." ....
Esta es la entrevista completa en 41500-Revista Digital de Alcalá: https://41500.info/enrique-baltanas-reloj-ideologico/
.
Vielen vielen Dank, lieber Freund.

01 septiembre 2019

La rosa es sin porqué, florece porque florece

SIN PORQUÉ:
La rosa es sin porqué, florece porque florece
No está pendiente de sí misma, no se pregunta si alguien la ve.
     I.289- OHNE WARUM: 
    Die Rose ist ohne warum, sie blühet weil sie blühet,
    Sie acht nicht ihrer selbst, fragt nicht ob man sie sieht

 Jorge Luis Borges, cuyas noches es sabido que estaban llenas no sólo de Virgilio sino "también de Hölderlin y de Angelus Silesius", en un texto de 1933, titulado Elementos de preceptiva, dice:
"Die Ros ist ohn Warum, la rosa es sin porqué, leemos en el libro primero del Cherubinischer Wandersmann de Silesius. Yo afirmo lo contrario, yo afirmo que es imprescindible una tenaz conspiración de porqués para que la rosa sea rosa. Creo que siempre pasan de una las causas de la instantánea gloria o del  inmediato fiasco de un verso. Creo en los razonables misterios, no en los milagros brutos."
[Jorge Luis Borges en SUR (1931-1980) -textos de Borges publicados en Sur- págs. 123-124]

Algunos años después, en 1964, vuelve a citar estos versos,  aunque ahora, como vemos, ya no afirma lo contrario: "Die Rose ist ohn Warum. (...) la sentencia del místico nos advierte la posible profanación que encierra todo análisis de lo bello."

Las referencias al místico alemán Johann Scheffler (1624-1677), más conocido como Angelus Silesius, médico y filósofo luterano convertido al catolicismo en 1653 y autor de los más de 1600 dísticos que forman El peregrino querubínico, son constantes en la obra de  Borges desde aquel día de 1923 (Borges tenía 24 años), en que se topó con el librito en una librería de Ginebra y lo convirtió en uno de sus autores de cabecera.

Y una piensa que las personas que comparten autor de cabecera, por distantes y distintas que parezcan, por fuerza comparten algo más. Y pienso en que algo profundo, pese a las enormes diferencias aparentes, de nacionalidad, mentalidad, profesión, recorrido vital... tendrán que tener en común el argentino Borges y otra gran figura  para la que el encuentro con la obra de Silesius resultó no menos determinante. Hablamos de Ludwig Wittgenstein, nacido en Viena en 1889, hijo menor del dueño de una de las mayores fortunas del imperio austrohúngaro, cuyas noches estuvieron llenas llenas de Tolstoi, de Kierkegaard y de Angelus Silesius.
No somos lo que leemos, leemos demasiadas cosas absurdas que no dejan ninguna huella. Somos lo que leemos y nos cambia, y por alguna misteriosa razón se queda con nosotros para siempre.
  
Wittgenstein, antipositivista furibundo, la mejor cabeza lógica, matemática y filosófica del pasado siglo, del que bebieron sin entenderlo o entendiéndolo al revés los analíticos de Cambridge y los Positivistas del Círculo de Viena (o dicho de otro modo, del que tomaron lo que les convenía haciendo caso omiso de lo que no compartían),  no mencionaba a Silesius, no era un literato y no hacía citas, pero en las proposiciones del Tractatus, algunas de ellas casi aforismos como los dísticos de Silesius, se advierte claramente su presencia,  como la de Kierkegaard, o como la de Tostoi en su vida. Por poner un ejemplo:

SE DICE CON SILENCIO:
Hombre, si quieres expresar el ser de la eternidad
antes tienes que interrumpir por completo tu charla.
   QW.II.068- Mit schweigen wird's gesprochen:
   Mensch, so du willst das Sein der Ewigkeit aussprechen /
   so musst du dich zuvor des Redens ganz entbrechen
Tractatus  6.522: Hay, efectivamente, cosas que no pueden ser puestas en palabras. Se hacen a sí mismas manifiestas, son aquello que es místico. 
O el famoso Tractatus 7: Acerca de aquello de lo que no se puede hablar, hay que callar.

Y volviendo al SIN PORQUÉ: Tractatus 6.52:  Sentimos que, aunque todas las posibles preguntas científicas estuvieran resueltas, los problemas de la vida seguirían estando completamente sin tocar. Por supuesto no quedaría ninguna pregunta más, y esto en sí mismo es la respuesta.

Sabemos que Wittgenstein leía a Silesius por una carta en la que Bertrand Russell, tras reencontrarse con él al terminar la primera guerra mundial (Wittgenstein, con 25 años, se había alistado como voluntario después de estudiar aeronaútica, patentar un nuevo motor, preguntarse por el sentido de su inútil vida, abandonar la aeronaútica para dedicarse a la filosofía, corregir algunas cuestiones de lógica matemática que los especialistas no conseguían resolver y escribir unas notas con el resultado de sus investigaciones que fascinaron a Russell), comenta horrorizado que ese chico brillante "se ha convertido en un místico en pleno sentido del término, lee a Kierkegaard y a Silesius y piensa seriamente en hacerse monje". Russell creyó que su genial pupilo se había vuelto loco. Y loco no, pero, efectivamente, Wittgenstein, tras renunciar a su fabulosa herencia y antes de dedicarse a la enseñanza pública en una aldea de los Alpes siguiendo la estela de Tolstoi, intentó ingresar en un monasterio benedictino en el que estuvo un tiempo trabajando de jardinero. Ninguno de los dos intentos cuajó. No llegó a ser monje (aunque puede decirse que la americana marrón que nunca se quitó y lleva en todas sus fotos fue su hábito en el siglo), y como profesor rural no duró más de 3 años.
1947
1923

1930

Otro genio de la lógica y de la matemática, Pascal, encontró cobijo y apoyo en Port-Royal. Wittgenstein acabó viviendo y desempeñando su trabajo, salvo esporádicas huidas a su choza en los fiordos, en el centro del foco antimetafísico y empirista de Cambridge, en el que sus preocupaciones sobre el sentido de la vida o como él decía "la vida digna de ser vivida", la ética, el arte o la religión, resultaban simplemente absurdas. Poco más o menos como si Pascal hubiera tenido que desarrollar sus Pensamientos tomando el té cada tarde con Descartes.
Unos años antes, cuando, pese a la invitación de Russell y de Moore para trasladarse a Cambridge , decidió dedicarse a la enseñanza primaria, su hermana le dijo que imaginárselo como maestro de escuela, con una mente como la suya, era para ella "como si alguien utilizara un instrumento de precisión para abrir cajones”. Se ve que las dotes para la analogía eran de familia, como el talento musical o la tendencia al suicidio (tres de sus hermanos se suicidaron, el mayor de ellos cuando Ludwig tenía 13 años). Wittgenstein le respondió: “Me recuerdas a alguien que está mirando a través de una ventana cerrada y no puede explicarse los movimientos extraños de quien pasa por delante. No sabe qué tipo de tempestad hace estragos fuera ni que esa persona tal vez sólo con muchos esfuerzos puede tenerse en pie.”

Después de lo cual, no creo que haya nada más que decir. Ni sobre Wittgenstein, ni sobre Borges, ni sobre Pascal, ni sobre Silesius, ni sobre Santo Tomás, otro gran defensor del silencio frente a la paja, ni sobre Simone Weil, ni sobre Péguy...Todos ellos se mueven al otro lado del cristal. Nosotros sólo los miramos desde la ventana mientras fuera la tempestad hace estragos.
________________________

[Si alguien tiene interés por la relación de J.L.Borges con la mística, le recomendaria esta entrevista a Luce López Baralt, en la que habla sobre el tema]

08 septiembre 2018

Con aire de filósofos amargos


Ahora sí que sí. Esto es Septiembre.
No es cuestión de cantidad, de días más o menos largos, de las horas de luz menguantes o la creciente oscuridad. No es eso lo que se nos mete en el alma.
Es, como todo lo que se mete en el alma, una cuestión de cualidad.
Ese ligero cambio, ese no sé qué en la luz y en su modo de envolvernos, ahora casi piadoso.
Es el lento aprendizaje al que nos somete el otoño, entrenándonos, año tras año, en el difícil arte de no resistirse,  de disponerse a morir. 
Una y otra vez, año tras año, repasamos la lección: por septiembre el capítulo de la muerte, después llegará abril con el de la resurrección.
Porque no sólo hay que aprender a morir, esa es la parte fácil, hay que aprender, sobre todo, a resucitar. 
De momento, esto es septiembre y aquí os dejo con Carlos Marzal:


                                                    A Fernando Delgado
AULLIDOS EN SEPTIEMBRE                                                         

Ha cambiado la luz: esto es septiembre.

La fórmula del aire ha padecido
la imperceptible mutación fatal
que sólo se percibe en el espíritu;
esta milmillonésima unidad de nostalgia
que flota alrededor y que electriza
la túnica inconsútil de las tardes.

El peso de la luz ha transformado
la eterna proporción de nuevos óleos
que enturbian hacia el gris la transparencia;
los plomizos pigmentos que averiguo
en la balanza de la hipocondría,
y cuya nada impregna el horizonte.

Ya se ha desvanecido en el silencio
el rumor entusiasta de los veraneantes,
y las casas adquieren su pátina lunar,
su quietud de artilugio al que nadie da cuerda.
Las piscinas difunden con un escalofrío
el eco fantasmal de su música acuática.

Entonces aparecen errabundos
los perros que abandonan a su suerte.
Como cada septiembre, merodean
con aire de filósofos amargos,
y ladran mendicantes a una luna
que los contempla impávida en su cielo.

¿Y en qué roto verano sucedió mi extravío?
¿A quién se le ocurrió la idea de perderme?
¿Dónde estuvo la casa de mi sueño y mi dueño?

Septiembre se desploma
                         aullando en esta página.


Carlos Marzal, Metales pesados (Parte III ."La mirada conforme") 
Tusquets. Barcelona, 2001



27 junio 2015

A quem não entras na alma. Pessoa


F.PESSOA- CANÇÃO

Sol nulo dos dias vãos
Cheios de lida e de calma,
Aquece ao menos as mãos
A quem não entras na alma!
Que ao menos a mão, roçando
A mão que por ela passe,
Com externo calor brando
O frio da alma disfarce!
Senhor, já que a dor é nossa
E a fraqueza que ela tem,
Dá-nos ao menos a força
De a não mostrar a ninguém!


27 mayo 2015

Otra aproximación al Yo: Privilegio y condena. Enrique Baltanás.


Entre el denuesto y la alabanza del "Yo", entre el "odi" de Simone Weil y el "amo" de Bloy en la entrada anterior, hoy os traigo una aproximación poética al tema, un comprensivo (de comprehender) "odi et amo": PRIVILEGIO Y CONDENA .
La poesía es el refugio de los contrarios que la filosofía destierra, y el oxímoron su más brillante figura. La poesía es asilo del hombre, esa contradicción andante. Nada de desvaídos términos medios, nada de síntesis superadoras: lo uno y lo otro, lo blanquinegro, que nada tiene que ver con lo gris.
El poema en cuestión, incluido en el último poemario de Enrique Baltanás, galardonado con el Premio Unicaja de Poesía 2014 y recién salido de la imprenta, dice así :

PRIVILEGIO Y CONDENA

Privilegio y condena
es esta condición de ser tú mismo.
Esta piel, estos huesos
y este gesto, esta voz, esta costumbre
son la alambrada que tu vida encierra,
el muro levantado de una cárcel
que únicamente a este recluso guarda.

Huir de esta prisión es imposible.
Acepta tu condena.
Y haz honor a tan alto privilegio.


Del libro de Enrique Baltanás, 30 poemas reunidos bajo el misterioso título "Las propiedades del aire" (Ed. Pre-Textos), pueden decirse muchas cosas y todas buenas, salvo una: que se hace corto. En cuanto a las cosas buenas, cada vez leo más con el sistema simpático, que como se sabe es autónomo, reactivo y poco amigo de dar razones, pero, en fin, el libro lo merece y aunque sólo sean razones del corazón, completamente ajenas al juicio literario que dejo a los expertos (véase esta estupenda reseña de Álvaro Valverde ), se hará el esfuerzo.

Lo primero que se detecta es una voz desusadamente honesta, sin asomo de autocomplacencia, sin pretensiones epifánicas, sin afán de venderse ni de vender nada -todo ello tan de agradecer-, que en profundo soliloquio -al que se asiste como quien se cuela en casa ajena, conteniendo la respiración- va haciendo, verso a verso, repaso de la vida. Un repaso sin añoranzas, sin quejas, en un tono despojado y contenido que también se agradece. De "apasionada frialdad" hablaba Gil de Biedma a propósito de Cernuda. Lo mismo podría decirse de estos versos. Amor, tristeza, ilusiones, dolor, lo hecho y lo quedado por hacer... todo es sometido a  apasionada y fría reflexión: la frialdad que la reflexión impone, la pasión de la que brota el verso.

Quizá por ello o pese a ello, según se mire, hace pocas concesiones Baltanás en estos poemas a los sentidos. No encontramos las tormentas sonoras, ni el olor del cisco removido en el brasero, ni las verdes enredaderas en paredes enjalbegadas de otras veces. No abundan las escenas cotidianas, los paisajes, las situaciones: apenas un niño que mira desde la ventana, convertido en cifra de la existencia (LA TRISTEZA DE NUNCA: Esta tristeza mía no es de ahora,/ la albergo desde niño...), o una clase con alumnos que toman apuntes soñolientos (HABLANDO EX CATHEDRA: ...no acabo de atreverme/ a decirles que el tiempo nos entierra,/ capa tras capa sobre el mismo sitio,/.../ que Edad Media, Barroco, Ilustración, Romanticismo,/ son tan solo migajas/ de pavor en el bosque del tiempo...). Lo que sí abundan, sin embargo, son las preguntas (¿QUÉ HABRÍAN LLEGADO A SER...?: Qué habrían llegado a ser esos sueños soñados/ en la infancia hace tiempo sometida...; HISTORIA AMBIGUA: ¿Era amor el amor o era su doble?...; LOS PENSAMIENTOS DEL CORAZÓN: ...el corazón padece claustrofobia./ ¿Dónde buscar la luz, abrir un hueco?; SOBRE EL DOLOR: ...¿Por qué sufrimos necesariamente?/ ¿Para qué, sobre todo? ; A LA ESPERA:...¿Cuánto hace que sabemos/ la más cierta de todas las verdades? Las sombras son las hijas de la luz,/ la vida se alimenta de la muerte...). Baltanás es el auténtico homo quaerens, que como venía a decir Steiner, es el modo más alto de ser sapiens de los mal llamados sapiens. Un hombre que se pregunta, que reflexiona y que, por encima de todo, espera: La foi que j'aime le mieux, dit Dieu, c'est l'esperance.... 

Pocas estampas para el recuerdo, pocos pormenores decía, y, con todo, mucha vida. Una vida examinada, que es la suya y a la vez la nuestra. Porque es cierto que "todo lo que sube, converge", pero todo lo que baja al fondo, también. El libro, que se abre con una cita de Francisco de Aldana, podría resumirse perfectamente con esta otra del mismo autor: ...y caminar derecho/ jornada de mi patria verdadera;// entrarme en el secreto de mi pecho/ y platicar en él mi interior hombre,/ dó va, dó está, si vive, o qué se ha hecho...

En cuanto a mi sistema  lecto-reactivo, bien quieto y conmovido durante la lectura, al cerrar el libro quedó profundamente silencioso. No puedo pedir más. 

14 junio 2013

y el verde verde limón. Camoens.


Mientras consigo arrancar con doña Hannah Arendt, que no me veo con ánimos, aquí os dejo un entremés poético-musical.

Se trata de un poemita de Camoens al que puso música el portugués José Afonso, el autor de la famosa Grândola, vila morena de la revolución de los claveles.

La canción, y el poema, los descubrí un verano de hará unos diez años en un CD de oferta, de esos de tres por dos duros. Era un disco de música portuguesa de una tal Teresa Silva Carvalho; lo cogí porque tenía algún fado y más que nada por completar los tres, y  fue un acierto redondo, me pasé todo el verano oyéndola. Ahora, cada vez que veo un campo verde, o la foto de un campo verde,  como las de esos paisajes por los que se perece Ángel Ruiz, parece que la oigo de fondo: "Verdes são os campos, de cor de limão...". Así se veía, por ejemplo, esta mañana el Retiro desde el autobús, lavado por las lluvias de los últimos días y de cor de limão.

El poema de Camoens, con esos paralelismos de intensidad creciente, desde la semejanza hasta la identificación, es una maravilla de las que no se olvidan : desde los campos verdes como unos ojos, o las ovejas que se alimentan de yerbas como el poeta se alimenta de recuerdos... hasta los versos finales en los que los ojos de la amada lo inundan todo. Una preciosidad de poema, más simple imposible -unas ovejas que pastan, un hombre que rumia recuerdos, unas yerbas, un color y unos ojos-,  sobre el poder transformador, transubstanciador cabría decir, del amor: ... eso que coméis no son yerbas, no...

[Y será porque tengo a doña Hannah revolviendo en la trastienda con su Kant-oh Kant, pero bien mirado, o aunque sea mal mirado, Camoens en este poema parece adelantarse a Kant. En vez de nóumenos, fenómenos y categorías, tenemos prados, yerbas verdes y  ojos color de limón. Y en vez de la razón pura, la fuerza configuradora del amor. En el fondo es lo mismo sólo que más real, más cordial y mucho más hermoso. Los filósofos en  su mayor parte son poetas que hablan raro, poetas enrevesados, no se les debía tomar de otro modo.]

Aquí va el poema, y a continuación Teresa Silva Carvalho (en el video, demasiado verde no es que haya, al campo se le ve un poco reseco, pero así el poema se refuerza: bastan los recuerdos para teñirlo de verde.  En la última imagen en vez de una oveja sale un gato, de eso ya no sé qué decir). Lo mejor es que la oigáis cantar :

Verdes são os campos. Luís Vaz de Camões (1524-1580)

Verdes são os campos,
De cor de limão:
Assim são os olhos
Do meu coração.

Campo, que te estendes
Com verdura bela;
Ovelhas, que nela
Vosso pasto tendes,
De ervas vos mantendes
Que traz o Verão,
E eu das lembranças
Do meu coração.

Gados que pasceis
Com contentamento,
Vosso mantimento
Não no entendereis;
Isso que comeis
Não são ervas, não:
São graças dos olhos
Do meu coração.



https://www.youtube.com/watch?v=RlevIRdf4NM

08 junio 2013

DER WANDERER (Schubert D493): Yambos para caminar

UND NIE GEKANNT  :

Ya metida en harina de yambos y  poemas alemanes, aquí os traigo otro clásico,  éste con música incorporada. Si en la anterior entrada los yambos acompañaban, a golpe de rueca, el hilar de la nostalgia femenina, ahora marcan el  paso del caminar masculino. Las hilanderas, ya se sabe, son mujeres, mientras que los caminantes, al menos los alemanes, son hombres. 

El poema, original de G.P.Schmidt von Lübeck (1766-1849) y titulado  "Des Fremdlings Abendlied" , algo así como "canción vespertina (no hay que confundir un Abendlied y un Nachtlied) del forastero", se hizo célebre gracias a Schubert, quien tras reducirlo y cambiarlo un poco lo utilizó como tema de su Lied "Der Wanderer" (D.493). Como poema es bastante mejor el original, sobre todo porque Schubert  elimina  las notas crepusculares y lo convierte en un poema diurno (dice por ejemplo que el valle humea -dampfen es echar vapor, como un caldero o un animal furioso- y que brama el mar, donde el poeta de Lübeck nos dibuja el mar y el valle a la luz del ocaso), y porque al recortar los versos que insisten en el extrañamiento, en la lejanía (so fern, so fern...), le da un aire más activo, más caminante, pero también más desesperado, más trágico. Sin embargo la música, ah, la música: las variaciones de tono siguiendo el texto: tremendo al principio, ligero y casi alegre al describir la tierra soñada,  resignado y sobrecogedor al final...  Y esos desgarrados Wo?, Wo bist du?...

Es verdad que el romanticismo no está de moda y que el poema,  tanto en el original como en  la versión de Schubert, es todo un repertorio de tópicos románticos, no le  faltan ni Heimweh (nostalgia, morriña), ni Sehnsucht (anhelos), ni Leidenschaft (sentimiento de desdicha), ni sobre todo Weltschmerz (desencanto, desengaño del mundo), pero lo que es innegable es que es bellísimo y, con todo, conmovedor y auténtico. Auténtico y susceptible de  lecturas, o escuchas,  varias. Basta decir comptentus mundi en lugar de Weltschmerz, o cambiar un valle por otro valle,  o fijarse en esa patria anhelada que hablará nuestro idioma (no en la que hablaremos nuestros idiomas) y en la que nuestros muertos volverán a levantarse, para que deje de parecer un producto típicamente romántico y se convierta en un poema  intemporal.  Incluso el verso final, casi un lema del romanticismo  ("en todos los climas, bajo todos los cielos, la felicidad siempre está en otra parte" decía ya Leopardi),  ¿no encierra acaso una verdad eterna?  Y se me viene a la cabeza, sin ir más lejos, nuestro Julián Marías, bien poco sospechoso de romanticismo y dedicando todo un libro a "la felicidad, imposible necesario",  en el que concluye, finalmente, lo mismo que decía Leopardi,  lo mismo que le dice al caminante el viento: Dort, wo du nicht bist, dort ist das Glück.

Aquí os dejo la versión de Schubert (con una traducción meramente informativa),  para leer marcando el paso: papum-papum-papum.... Un poco más abajo podéis escuchar el Lied en la voz de D.Fischer-Dieskau. Cuentan que en las salas de concierto, cuando terminaba de cantarlo, el público permanecía silencioso, incapaz de reaccionar. A continuación, si os ha gustado, podéis cantarlo vosotros mismos con el acompañamiento de lujo del inolvidable Gulda:


Ich komme vom Gebirge her,                         Vengo de las montañas,
Es dampft das Tal, es braust das Meer.           El valle humea,  ruge el mar.
Ich wandle still, bin wenig froh,                     Camino silencioso, con poca alegría,
Und immer fragt der Seufzer, wo?                  Y un suspiro  pregunta sin cesar ¿dónde?

Die Sonne dünkt mich hier so kalt,                 El sol aquí me parece tan frío,
Die Blüte welk, das Leben alt,                        las flores marchitas, la vida gastada,
Und was sie reden, leerer Schall;                    y todo cuanto dicen, cháchara hueca;
Ich bin ein Fremdling überall.                         Soy un extraño en todas partes.

Wo bist du, mein geliebtes Land?                 ¿Dónde estás, mi amada patria, 
Gesucht, geahnt, und nie gekannt!                  Buscada, anhelada y nunca hallada?
Das Land, das Land so hoffnungsgrün,          La patria, patria de mis verdes esperanzas,
Das Land, wo meine Rosen blühn.                 Patria en la que mis rosas florecen.

Wo meine Freunde wandelnd gehn,               Aquella en la que mis amigos caminan paseando,
Wo meine Toten auferstehn,                           En la que mis muertos resucitan
Das Land, das meine Sprache spricht,            La patria que habla mi lengua,
O Land, wo bist du? . . .                                  Oh, patria, ¿dónde estás?...

Ich wandle still, bin wenig froh,                     Camino silencioso,  con poca alegría,         
Und immer fragt der Seufzer, wo?                  Y un suspiro no cesa de preguntar ¿dónde?
Im Geisterhauch tönt's mir zurück:                 El susurro del viento me devuelve la respuesta:
"Dort, wo du nicht bist, dort ist das Glück."   "Ahí, donde tú no estás, ahí está la dicha"





02 junio 2013

Devanarse los sesos: Canción nocturna de la hilandera. Brentano


Me contaba una amiga que hay un youtube en el que una psicóloga, terapeuta o así pregunta a la concurrencia cuánto pesa el vaso con agua que sostiene en la mano. La concurrencia piensa: ah, esto ya nos lo sabemos, es lo del vaso medio lleno o medio vacío, pero ella sigue empeñada en que le digan cuánto pesa, si 200 o 300 gramos. Al final lo que pretende explicar es que el peso del vaso está en relación con el tiempo que pasamos sosteniéndolo: a la media hora la mano empieza a aborrecer el vaso, una hora después el vaso pesa una tonelada y se convierte en una pesadilla. Lo mismo con los problemas, concluye. Me lo contaba a propósito de lo que nos comemos el coco las mujeres, del mundo que hacemos de cualquier problema, de las vueltas que les damos,  de que no sabemos desconectar : si quedamos para charlar seguimos dándole al tema, si vemos una película inmediatamente la relacionamos con el tema, con el tema nos levantamos y con el tema nos acostamos...  Y sí, somos así, machaconas, plastas.

Me quedé dándole vueltas, cómo no, a lo de las vueltas que le damos a todo y a esa expresión tan nuestra, la de "devanarse los sesos", y  me acordé de un poema de Clemens Brentano, el mismo Brentano que acabó escribiendo humildemente al dictado de Ana Catalina Emmerich, la vidente de Dülmen  llagada en cama y analfabeta que le contaba a Brentano, con precisión de arqueólogo, cómo eran las calles y las casas y los frutos amarillos de los árboles en Éfeso, cuando san Juan se trasladó allí con la Virgen.

El poema, un clásico y para mi gusto uno de los más bonitos de la lengua alemana, se titula "Der Spinnerin Nachtlied" (canción nocturna, o nocturno de la hilandera), y no hay muestra más viva ni más perfecta de ese girar femenino en torno a un tema, tan  femenino como fue siempre la tarea de hilar:  por el ritmo de los versos, por el run-rún machacón de los yambos que recuerda el del pedal de la rueca, por las  rimas abrazadas, sólo dos y siempre las mismas  que se repiten y alternan, por las ideas que aparecen y reaparecen con ligerísimas variaciones, trazando círculos como la rueda: ruiseñor, juntos, cantar, llorar, luna, sola, ruiseñor,  juntos, luna, sola, cantar, llorar...  El tema es el del amado ausente, pero el hilo, ese hilo del pensamiento,  ese run-rún  y vuelta y vuelta... es la mujer.
No paramos la rueda, no soltamos el vaso.

[Dejo la traducción al lado, no muy allá y sólo para aclarar de qué va, pero el poema hay que leerlo, y sobre todo oírlo, en alemán, marcando el golpe de  pedal: tatán,tatán, tatán... ]
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Es sang vor langen Jahren                           Cantaba hace muchos años 
Wohl auch die Nachtigall;                           también el ruiseñor;
Das war wohl ßer Schall,                         era mucho más dulce su sonido
Da wir zusammen waren.                            cuando estábamos juntos.

Ich sing und kann nicht weinen                     Yo canto y no puedo llorar,               
Und spinne so allein                                     y así estoy  hilando sola
Den Faden klar und rein,                             el hilo claro y limpio,
Solang der Mond wird scheinen.                  siempre que la luna brilla.

Da wir zusammen waren,                             Cuando estábamos juntos,                   
Da sang die Nachtigall;                                 cantaba el ruiseñor;
Nun mahnet mich ihr Schall,                          permanece conmigo su sonido
Daß du von mir gefahren.                              ahora que tú me has dejado.

So oft der Mond mag scheinen,                    Siempre que la luna brilla ,
Gedenk ich dein allein;                                  sola, pienso en ti;
Mein Herz ist klar und rein,                           está mi corazón claro y limpio, 
Gott wolle uns vereinen!                               quiera Dios volver a unirnos.

Seit du von mir gefahren,                               Desde que tú me dejaste,
Singt stets die Nachtigall;                               no ha dejado de cantar el ruiseñor;
Ich denk bei ihrem Schall,                              oyendo su sonido pienso
Wie wir zusammen waren.                             en cómo estábamos juntos.

Gott wolle uns vereinen,                                 Quiera Dios volver a unirnos,
Hier spinn ich so allein;                                   aquí estoy hilando sola;
Der Mond scheint klar und rein,                      la luna brilla clara y limpia,
Ich sing und möchte weinen!                            canto y querría  llorar.

Der Spinnerin Nachtlied. Clemens Brentano (1788-1842)




22 abril 2013

Come già ti vedeva. Giuseppe Ungaretti


LA MADRE

E il cuore quando d'un ultimo battito
Avrà fatto cadere il muro d'ombra,
Per condurmi, Madre, sino al Signore,
Come una volta mi darai la mano.

In ginocchio, decisa,
Sarai una statua davanti all'Eterno,
Come già ti vedeva
Quando eri ancora in vita.

Alzerai tremante le vecchie braccia,
Come quando spirasti
Dicendo: Mio Dio, eccomi.

E solo quando m'avrà perdonato,
Ti verrà desiderio di guardarmi.

Ricorderai d'avermi atteso tanto,
E avrai negli occhi un rapido sospiro.


  ( "Sentimento del Tempo". 1930)

[Y cuando el corazón, con un último latido,/ Haya hecho caer el muro de sombra,/ Para conducirme, madre, hasta el Señor,/ Como entonces me darás la mano.
De rodillas, decidida,/ Serás una estatua delante del Eterno,/ Como ya te veía/ Cuando estabas todavía en vida.
Alzarás temblorosa los viejos brazos,/ Como cuando expiraste/ Diciendo: Dios mío, heme aquí.
Y sólo cuando me haya perdonado/ Te entrarán deseos de mirarme.
Recordarás lo mucho que me esperaste/ Y tendrás en los ojos un rápido suspiro.]


20 marzo 2013

l’arte e la morte non va bene insieme?

Como no están las cosas para andar tirando nada, recupero la entrada con la Rima de Miguel Ángel  que acababa de colgar y borré cuando anunciaron la elección del nuevo Papa.

     La pregunta del título no tiene nada de retórica: es que lo pregunto; porque a mí me parecía, y me lo sigue pareciendo (aunque de sólo repetirme el verso, que es de los que se te quedan, empiezo a tener dudas), que el arte y la muerte tienen una relación muy estrecha.
     Sólo hay que mirar la primera Piedad de Miguel Ángel, tan idealizada y tan fríamente hermosa, en la que ni la muerte ni el dolor ni la piedad tienen presencia alguna -seguramente porque tampoco habían hecho su aparición en los escasos veintinco años de vida del autor,  y compararla con las dos siguientes: la Piedad florentina, medio siglo posterior, en la que bajo la capa de Nicodemo se introduce el propio Miguel Ángel -porque ya sabía de muerte, dolor y piedad-  para sujetar con sus manos el cuerpo de Cristo,  y la Piedad Rondanini, esculpida con un pie en el taller y el otro casi en la tumba: esas dos figuras fundidas, la muerta y la apenas viva, no se sabe quién sostiene a quién... esa Madre y ese Hijo inacabados que se clavan en el corazón.
    Y sin embargo ese mismo Miguel Ángel que se cuela en una Piedad y pasa sus últimos días martilleando en otra, es el que dice "l’arte e la morte non va bene insieme",  y por más vueltas que le doy no lo entiendo:  ¿Está la explicación en el mondo perduto del verso anterior? ¿Qué pasa, entonces, con l'alma acquista? ¿Pensaba que el arte tiene más de mundo que de alma? ¿Consideraba, quizá, que  la última de sus Piedades, Piedad de senectud y alma toda ella,  era inferior o menos hija del "arte" que la primera?
     No lo sé, pero diciéndolo Miguel Ángel  no puede ser una equivocación. No cabe la menor duda de que de arte siempre supo, y de muerte fue sabiendo:

283. Non può, Signor mie car, la fresca e verde
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Non può, Signor mie car, la fresca e verde
età sentir, quant’a l’ultimo passo
si cangia gusto, amor, voglie e pensieri.
Più l’alma acquista ove più ’l mondo perde;
l’arte e la morte non va bene insieme:
che convien più che di me dunche speri?

Michelangelo Buonarroti- Rime.
Aquí las tenéis todas: http://www.letteraturaitaliana.net/pdf/Volume_4/t83.pdf

23 enero 2013

Aunque no sea del todo así. Tolstói


Esto es de los diarios de Tolstói. Un poco forzado y geométrico, pero hay que tener en cuenta que por entonces tenía 23 años y ni siquiera llevaba barba, así que sólo es de Tolstói relativamente.  En lo que sí es de Tolstói absolutamente, y es en lo que más vale,  es en las preguntas que se plantea,  en todo ese bulle-bulle que las sostiene  y en las preguntas que nos provoca: ¿Por qué la música actúa en nosotros como el recuerdo?  ¿Por qué "sobre la facultad de imaginar los sentimientos"? ¿Por qué "de imaginarlos"?:
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       "La pintura actúa sobre la facultad de imaginar la naturaleza y su dominio es el espacio. La música actúa sobre la facultad de imaginar los sentimientos y su dominio son la armonía y el tiempo. La poesía actúa sobre la facultad de imaginar lo uno y lo otro, es decir la realidad o las relaciones de nuestros sentimientos hacia la naturaleza. La etapa de transición de la pintura a la música es la danza. De la música a la poesía la canción.
      ¿Por qué los antiguos llamaban imitativa a la música? ¿Por qué no incorporar en cada modulación algún sentimiento? ¿Por qué la música actúa en nosotros como el recuerdo? ¿Por qué dependiendo de la edad y de la educación, los gustos difieren en música? La razón por la que la pintura es imitación de la naturaleza  está clara (aunque no sea del todo así); pero la razón por la que la música es imitación de nuestros sentimientos y cuál es la afinidad que existe entre un cambio de sonido y un sentimiento determinado, es imposible de decir.
      La naturaleza es materia para nuestros cinco sentidos, pero sentimientos tales como la desesperación, el amor, el entusiasmo, etcétera, y sus matices, no solamente no son materia para nuestros cinco sentidos, sino que ni siquiera dependen de la razón. La música, frente a la poesía, tiene incluso la ventaja de que su imitación de los sentimientos es más completa, pero no tiene la claridad que le es propia a la poesía."

Lev Tolstói. Diarios (1847-1894). Apunte del 29 de noviembre de 1851.

25 diciembre 2012

Verdad y Belleza

De la mano de Jacques Brel,  recitando que parte el alma,  os deseo a todos una hermosa y muy feliz Navidad. 

  http://www.youtube.com/watch?v=wbt4-Tuid1s

Dites, dites, si c'était vrai,
S'il était né vraiment à Bethléem, dans une étable;
Dites, si c'était vrai,
Si les rois Mages étaient vraiment venus de loin, de très loin,
Pour lui porter l'or, la myrrhe, l'encens;
Dites, si c'était vrai,
Si c'était vrai tout ce qu'ils ont écrit Luc, Matthieu
Et les deux autres;
Dites, si c'était vrai,
Si c'était vrai le coup des Noces de Cana,
Et le coup de Lazare;
Dites, si c'était vrai,
Si c'était vrai ce qu'ils racontent les petits enfants,
Le soir avant d'aller dormir,
Vous savez bien, quand ils disent Notre Père, quand ils disent Notre Mère;
Si c'était vrai tout cela,
Je dirais oui.
Oh, sûrement je dirais oui,
Parce que c'est tellement beau tout cela
Quand on croit que c'est vrai.

17 julio 2012

Arenales de Libia y quisicosas

Seguimos con Mayans, ahora sobre la alegoría. Como podéis ver da gusto leerle, es ameno, finísimo, las citas son gloriosas y es un pozo de sabiduría y de curiosidades:

"Esta continuación de metáforas se llama alegoría, de que ai grande abundancia en los refranes: Quien siembra virtud, coge fama; Gloria vana florece i no grana. Pero para que aya alegoría, es menester que esta continuación de la significación se haga en el término metafórico, no en el propio. I assí no habló alegóricamente Saavedra quando dijo: «Son los labios ventanas del corazón, i en abriéndolos se descubre lo que ai en él». Pero huviera hablado alegóricamente si huviesse dicho i en abriéndolas. Él mismo formó una alegoría mui ingeniosa quando, hablando de los thesoreros, contadores i recetores, dijo dellos: «Son arenales de Libia, donde se secan i consumen los arroyos de las rentas reales que passan por ellos» (...)

Siguió mui bien la alegoría Lope de Vega en este soneto:
Rota barquilla mía que arrojada
De tanta embidia i amistad fingida,
De mi paciencia por el mar regida
Con remos de mi pluma i de mi espada,
Una sin corte, i otra mal cortada;
Conservaste las fuerzas de la vida,
Entre los puertos del favor rompida
I entre las esperanzas quebrantada  (...)
Ya para lo que queda, pues es poco,
Ni temas a la mar, ni esperes puerto. (...)

 Si la alegoría es mui oscura passa a ser enigma, esto es, dicho oscuro i entricado, cuya naturaleza consiste en decir las cosas de manera que la espressión las haga parecer inconpossibles…como sucede en la siguiente enigma: "La madre puede nacer- De la hija ya difunta", que quiere decir que del agua se engendra la nieve i después de la nieve el agua. Vulgarmente, quando se hacen estas preguntas, suelen decir: ¿Qué es cosa i cosa?, de donde vino a la enigma el nombre de quisicosa...Esta enigma de Christóval Pérez de Herrera es mui intrincada, i dice assí:
¿Quién es aquel que nació,
Sin que naciesse su padre?
No tuvo madre su madre,
Ni de muger procedió.
Al fin aqueste murió;
I después que huvo espirado,
Fue en su madre sepultado,
A la qual virgen halló.
I se aclara deste modo: Abel nació antes que Adán su padre, pues Adán no nació, sino que Dios le crió, i formó del polvo de la tierra, ni Eva su madre la tuvo; porque también Dios la formó de la costilla de su marido. Abel fue muerto violentamente, de embidia que le tuvo su mal hermano Caín, i fue enterrado en su madre la tierra, a la qual halló virgen por no estar manchada, no aviendo sido sepultado antes otro alguno, i él fue quien la estrenó. I assí justamente llamamos madre a la tierra, pues de su polvo tuvimos principio i a ella iremos todos a parar. "

¿No es una preciosidad la definición de la alegoría, con ese "inconpossibles",  y  la "enigma mui intrincada" y la "quisicosa"?  Y qué tremendo el lacónico "él fue quien la estrenó". Y la plaga eterna de los thesoreros, contadores y recetores: arenales de Libia.  ¿Cómo no reconocerlos?

Gregorio Mayans i Siscar, Rhetorica. Libro III. Capítulo V. De los tropos.

16 julio 2012

El juicioso Quintiliano

De vez en cuando vuelvo a la Retórica de Mayans, aclara mucho las ideas y te encuentras ejemplos y comentarios sabrosísimos. Por ejemplo este, más que sabroso, de lo más llamativo:

 " Palabras poéticas no son todas aquellas de que usan los poetas, sino las que únicamente usan ellos i no otros. Pero, aunque en las obras de los poetas ai palabras de que deven abstenerse los prosistas, no por esso deve uno privarse de la leyenda dellos, porque ésta, según Theofrasto, filósofo eloqüentíssimo, fomenta la eloqüencia; i como dijo juiciosamente Quintiliano: De los poetas se toma en las cosas el espíritu, en las palabras la sublimidad, en los afectos el movimiento, en las personas la decencia o decoro. Fuera desto es lícito acotar testimonios de poetas, especialmente si la oración no fuesse sagrada o mui grave, i el testimonio fuere bien apropiado."

Ahí tenemos  al mismo poeta expulsado de la República platónica por falsario y corruptor, convertido en modelo de virtudes y en figura ejemplar. Yo no sé en qué poetas estaría pensando Mayans, que escribe la Retórica mediado el siglo XVIII y parece conocer al dedillo vida y obra de todos los que hubieran escrito un poema hasta la fecha. Quizá en Fray Luis de León o en Santa Teresa, a los que tanto admiraba, pero de ahí al genérico "de los poetas se toma" y a calificar de juiciosa la cita de Quintiliano...

Lo llamativo, de todos modos,  más que la enormemente variable cotización de los poetas,  lo más llamativo desde la perspectiva actual, es precisamente esa cotización. Lo que resulta verdaderamente llamativo es la relevancia concedida a los poetas, que se estimara en tanto su capacidad de influencia, y aquel antiguo prestigio, aunque fuera un prestigio a la inversa.

Gregorio Mayans y Siscar, Rhetorica. Libro III. Capítulo I. De las partes de la elocución.

24 junio 2012

Mañanita de San Juan

Madrugaba el Conde Olinos,
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
se oye un hermoso cantar,
las aves que iban volando
se paraban a escuchar...

Creo que del  romance del conde Olinos, con esas aves suspendidas en el aire, arranca mi descubrimiento de la poesía. Desde entonces -para mí- la poesía es eso:  quedarse en suspenso, pararse a escuchar...  y, por ejemplo, un caballo que bebe a las orillas del mar.

Había un Cancionero en casa de mis padres, un librote cuadrado y gordo editado por la "Sección Femenina",  con las canciones agrupadas por regiones (Vasconia, decía) y por temas: canciones de campo, bailables, de corro, de cuna,  romances...; cada una con su partitura  y con ilustraciones a dos tintas desperdigadas por aquí y por allá: una casa con gallinas y un pozo, una madre durmiendo a un niño, y en el apartado de los romances,  moras cautivas con un cántaro a la cadera, princesas asomadas a la torre y caballeros tocando el laud...

Mi infancia, a falta de recuerdos de un patio de Sevilla,  podría decir que es ese libro. El libro en el suelo, porque con casi seiscientas páginas no había quien lo sostuviera, desencuadernado, con los bordes arruinados de tanto trajín, y  dentro Delgadina, Gaiferos, la golondrina que se fue a su africano hogar,  la niña que segaba y ataba los haces, y los pájaros absortos parados en el aire. Cuando me gustaba mucho una letra, le llevaba a mi padre el libro; él empezaba marcando el compás -lo primero siempre coger el compás-  y me silbaba la música. Muchos años después, cuando ya vivía fuera, llevó el libro a restaurar y me lo regaló, asombrósamente con todas sus páginas, como nuevo.

 ...Y déjame a la trasera/ del carro, Pedro/  porque vaya más cerca/ del bien que dejo,  es lo primero que me encuentro al abrirlo ahora.

Que paséis una feliz noche de San Juan (porque la mañana ya quedó atrás...)



(PS. Perdón, que me soplan que la noche de san Juan es la del 23 al 24,  la que va antes de la mañanita, y que llego tarde. Vaya vida llevo que se me  ha pasado sin enterarme. Felicidades de cualquier modo para todos los Juanes y las Juanas)

19 mayo 2012

El mal del siglo

El paciente:
—Doctor, un desaliento de la vida
que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
el mal del siglo... el mismo mal de Werther,
de Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
Un cansancio de todo, un absoluto
desprecio por lo humano... un incesante
renegar de lo vil de la existencia
digno de mi maestro Schopenhauer;
un malestar profundo que se aumenta
con todas las torturas del análisis...
El médico:
—Eso es cuestión de régimen: camine
de mañanita; duerma largo, báñese;
beba bien; coma bien; cuídese mucho,
¡Lo que usted tiene es hambre!...
[EL MAL DEL SIGLO. José Asunción Silva]

 Qué perfecto cuadro médico: la descripción de los síntomas, los remedios absurdos, el diagnóstico disparatado, y la enfermedad envolviéndolo todo, sin salida, sin solución.  El mismo mal del siglo: el desengaño, la desesperanza, el sinsentido, en el paciente y en el médico,  en el que plantea el problema y en el que busca el remedio, en el desalentado y en el higienista, en el intelectual y en el hombre práctico. Y ese sigue siendo nuestro panorama. El mal del siglo, que ya lo era en el XIX, campa a sus anchas dos siglos después.
 Y qué gran poeta J. Asunción Silva,  qué  jocoso y a la vez qué grave  verso final, con ese 'hambre' que, tras quitarse la vida de un tiro a los 31 años,  se queda sonando en el oído como una confesión. El diagnóstico del médico, tan aparentemente despistado, es la clave del poema: lo que se tiene es hambre. Hambre, de algo más que de lentejas, es el mal del siglo:  hambre de un alimento que el mismo siglo ha proscrito y convertido en alimento vergonzante.
El consuelo de los débiles, dijo el siglo, el autoengaño del simple, el opio del pueblo... y el pueblo cayó en la trampa, la de siempre, la de suponer la inocencia del acusador.  Basta decir "no necesito vuestras mentiras, propias de esclavos y de la minoría de edad; los mayores de edad  no creemos en nada salvo en nuestras ocurrencias" para quedar revestido de un halo de inteligente superioridad. Oh, y luego está el prestigio del desengaño,  el del desencanto, la desconfianza, la desesperanza y la larga lista de des..., de manera que la verdad tachada de engaño por cualquier desengañado inmediatamente pierde brillo y fuerza de convicción.  ¿Y cómo preferir la verdad sin prestigio al disparate prestigioso? ¿Quién quiere ser un idiota (no en vano tituló así su novela Dostoievski), un pobre infeliz agarrado a una verdad que el siglo ha declarado sospechosa,  cuando de una patada puede reconvertirse en un superhombre,  sin "frívola esperanza", sin "infame resignación"? .
Llamaron opio al alimento verdadero, al maná para atravesar los desiertos, y llamaron  fantasía a la verdad que consuela, por consolar: ese fue el desenlace del giro copernicano, la ocurrencia genial, la madre del mal del siglo. El consuelo y el maná son la causa de vuestros males, dijeron las lumbreras del siglo. Armados con sus luces de corto alcance, sus acusaciones y sus sospechas, dejaron a los débiles -¿y dónde está el que no lo sea?-  sin consuelo y sin alimento. Desde entonces la famélica legión, cada vez más famélica y más innumerable, se muere de todas las hambres.
Sólo un detalle desencaja en el poema, y es que ellos,  los prestigiosos descreídos, los muy ostentosamente desencantados, los aficionados a "filosofeggiare" sobre la nada  -contaminata  dal progresso e dall'eccessivo filosofeggiare, consideraba su época el torturado y  filosofeggiante Leopardi-  no buscan cura, nunca se confesarían hambrientos como el poeta. Militantes del desengaño, satisfechos en su  insatisfacción,  no parecen sentir la menor necesidad de un médico. Tampoco son capaces de preguntarse si podría ser, si al menos hipotéticamente podría ser,  que el engaño no fuera tal engaño, que el engaño y la debilidad, la misma del anoréxico que se revuelve contra el alimento, estuvieran de su lado. Y tengo que recordarme, cuando  los veo así,  hambrientos orgullosos de su triste estampa y venga y dale y siempre con el mismo cuento, que siguen siendo famélica legión, engreída y famélica legión, tan víctimas del mal del siglo como yo lo fui, como a ratos lo sigo siendo.