14 junio 2013

y el verde verde limón. Camoens.


Mientras consigo arrancar con doña Hannah Arendt, que no me veo con ánimos, aquí os dejo un entremés poético-musical.

Se trata de un poemita de Camoens al que puso música el portugués José Afonso, el autor de la famosa Grândola, vila morena de la revolución de los claveles.

La canción, y el poema, los descubrí un verano de hará unos diez años en un CD de oferta, de esos de tres por dos duros. Era un disco de música portuguesa de una tal Teresa Silva Carvalho; lo cogí porque tenía algún fado y más que nada por completar los tres, y  fue un acierto redondo, me pasé todo el verano oyéndola. Ahora, cada vez que veo un campo verde, o la foto de un campo verde,  como las de esos paisajes por los que se perece Ángel Ruiz, parece que la oigo de fondo: "Verdes são os campos, de cor de limão...". Así se veía, por ejemplo, esta mañana el Retiro desde el autobús, lavado por las lluvias de los últimos días y de cor de limão.

El poema de Camoens, con esos paralelismos de intensidad creciente, desde la semejanza hasta la identificación, es una maravilla de las que no se olvidan : desde los campos verdes como unos ojos, o las ovejas que se alimentan de yerbas como el poeta se alimenta de recuerdos... hasta los versos finales en los que los ojos de la amada lo inundan todo. Una preciosidad de poema, más simple imposible -unas ovejas que pastan, un hombre que rumia recuerdos, unas yerbas, un color y unos ojos-,  sobre el poder transformador, transubstanciador cabría decir, del amor: ... eso que coméis no son yerbas, no...

[Y será porque tengo a doña Hannah revolviendo en la trastienda con su Kant-oh Kant, pero bien mirado, o aunque sea mal mirado, Camoens en este poema parece adelantarse a Kant. En vez de nóumenos, fenómenos y categorías, tenemos prados, yerbas verdes y  ojos color de limón. Y en vez de la razón pura, la fuerza configuradora del amor. En el fondo es lo mismo sólo que más real, más cordial y mucho más hermoso. Los filósofos en  su mayor parte son poetas que hablan raro, poetas enrevesados, no se les debía tomar de otro modo.]

Aquí va el poema, y a continuación Teresa Silva Carvalho (en el video, demasiado verde no es que haya, al campo se le ve un poco reseco, pero así el poema se refuerza: bastan los recuerdos para teñirlo de verde.  En la última imagen en vez de una oveja sale un gato, de eso ya no sé qué decir). Lo mejor es que la oigáis cantar :

Verdes são os campos. Luís Vaz de Camões (1524-1580)

Verdes são os campos,
De cor de limão:
Assim são os olhos
Do meu coração.

Campo, que te estendes
Com verdura bela;
Ovelhas, que nela
Vosso pasto tendes,
De ervas vos mantendes
Que traz o Verão,
E eu das lembranças
Do meu coração.

Gados que pasceis
Com contentamento,
Vosso mantimento
Não no entendereis;
Isso que comeis
Não são ervas, não:
São graças dos olhos
Do meu coração.



https://www.youtube.com/watch?v=RlevIRdf4NM

2 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

La glosa está a la altura del poema. Y no digo más.

Cristina Brackelmanns dijo...

Qué cosas dices.
El poema, además, te gustará especialmente porque assim são os olhos do teu coração.
Y ahora que caigo, hay otro poema precioso de Camoens, que seguro que conoces, dedicado a Leonor. A lo mejor es la misma de los ojos verdes del color del limón.

Muchas gracias, Enrique.