...Luz de los corazones, el que mejor consuela... dulce huésped del alma...; así invoca al Espíritu Santo la Secuencia Veni Sancte Spiritus.
El Iluminador es también el Consolador. El que, a la vez que ilumina, consuela. No podía ser de otro modo. -Con las luces de los hombres, sin embargo, no pasa lo mismo. No son dulces huéspedes del alma. Lo iluminado, por lo general, espanta.
4 comentarios:
¿No pasa lo mismo? No, tienes razón, no pasa, pero debería, ¿no? Santo Tomás insistía en que una verdad, la diga quien la diga, viene de Dios, y si es una verdad luminosa ya no te digo. Habrá que seguir pensando, hasta que se haga la luz... consoladora.
El problema es lo que hacemos luego con las verdades. Con las mismas verdades somos capaces de montar puzzles muy diferentes. Y de encontrarles un sentido o no encontrárselo.
Por ejemplo Nietzsche, que de ahí viene la cosa: empiezas a leerlo (la segunda consideración intempestiva, que no sé cómo fui a parar en ella) y es deslumbrante. Te vas diciendo: es cierto, es cierto, qué observación más admirable, qué bien visto, sí señor... y de repente sale con una conclusión desoladora, que parece que se sigue de lo anterior, pero que podría haber sido completamente diferente.
Pensaba en eso, en que junto a las verdades, siempre hay algo de más, o de menos, que te hace interpretarlas de uno u otro modo.
Y después pensé en los filósofos que lloran, que son la mayoría, y en el que ríe, que es igual de triste o casi más, y en aquel soneto de Acuña:
Demócr.-De tu tristeza,Heráclito, me espanto,/ y de nuevo me admiro cada hora/ que viendo el mundo y lo que pasa ahora,/ ya no hayas convertido en risa el llanto.
Herácl.-Yo me admiro, Demócrito, que cuanto/ en este triste siglo que empeora/ crecen más las miserias de hora en hora,/ más crece tu placer,tu risa y canto.
D.-¿Pues quién no reirá si, en paz o en guerra,/ el gobierno del mundo y del consejo/ es todo desconciertos y locura?
H.- Lo que a ti te da risa a mí me aterra,/ eso me tiene ya doliente y viejo,/ y eso me llevará a la sepultura.
Ya ves, a uno le da por el sarcasmo, otro se aterra, el de más allá se dedica a las demoliciones...
"Lo que a ti te da risa a mi me aterra". Cuánto cuesta no estar con Heráclito ahí. Y qué gran endecasílabo. Gracias mil.
pues a mí me gusta -es un decir-"en este triste siglo que empeora/crecen más las miserias de hora en hora".
Muchas gracias a ti.
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