11 enero 2011

Tres condiciones para ser feliz

Terminadas las vacaciones, vuelve la vida ordinaria (que bendita sea) y vuelvo yo al trabajo. Casi todos andan recién aterrizados, así que, al cruzarnos por los pasillos, todavía nos deseamos feliz año, esta vez con abundantes coletillas del tipo "uff", "no sé yo", "a ver qué nos depara", y alguna que otra expresión más fuerte.
-Encima de la mesa me encuentro una agenda 2011 la mar de estilosa, con su nuevo anagrama de diseño -el diseño que no falte- y gomita a lo Moleskine, y un taco de sobremesa. Qué detalle.
-Al cambiarlo por el del año pasado, echo un ojo a las anotaciones y me encuentro cosas como estas:

18 de marzo -"lira-lirio-cigarra. Tallo/piernas débiles-cabeza inclinada-vibran/voz estridente-Titón". Y en la cara de al lado: "Alceo: báñate las costillas en vino,/ que ya vuelve la estrella y es penosa la época,/ y todo está sediento y con ardor, /y suena el son de la cigarra en el follaje; /con sus alas derrama su fuerte/ y continua canción en el verano ardiente... ahora son mucho más pesadas/ las mujeres y débiles los hombres, /porque Sirio abrasa su cabeza y seca sus rodillas...". [Sí, los lirios del campo leí no sé dónde que suenan, debe de ser una maravilla oírlos. Y está bien eso de que ya vuelve la estrella y es penosa la época, incluso lo del vino... pero ¿por qué le parecería tan cargante el verano a Alceo?]
-O bien: 24 de junio- "S.Juan de la Cruz. Avisos. 34: La perfección no está en las virtudes que el alma conoce de sí, mas consiste en las que nuestro Señor ve en el alma, la cual es carta cerrada, y así no tiene de qué presumir, mas estar el pecho por tierra acerca de sí". [Esto sí que me convence: cartas cerradas, como le gustaba recordar a Ernestina: No sé hablar de esas cosas que se han puesto de moda,/ basura en las esquinas y vómitos de perro ... Por eso te dedico estas cartas cerradas /que Tú has leído ya infinidad de veces. ]
-O bien esta idea rara de Virginia Woolf: 14 de octubre. "El deseo de leer, como todos los demás deseos que distraen nuestras almas infelices, puede ser analizado". [Pues qué quieres que te diga, como que casi mejor dejarlo sin analizar.]
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Todo ello entremezclado con anotaciones de trabajo -que son las más, a ver qué os vais a pensar- y con otros apuntes peregrinos (dentistas, recados pendientes, ojoaquí-ojoallá-acuérdate-acuérdate...). Antes de tirar el taco con el año viejo a la papelera, y mientras me hago el firme propósito de dispersarme menos en este, me llama la atención una de las citas con las que el propio calendario nos obsequia cada día, llena de flechas en rojo. La cita, del 5 de abril, es de Flaubert y dice: "Tres condiciones se requieren para llegar a ser feliz: ser imbécil, ser egoísta y gozar de buena salud. Pero bien entendido, si os falta la primera condición todo está perdido". Caray, cómo se las gastaba el tipo y qué mal día tendría yo para subrayarlo en rojo... Y a ver qué cara se me pone ahora cuando vuelva a cruzarme con alguien que me desee feliz año y me acuerde de la primera de las condiciones.
-Por la misma razón no me atrevo a deciros nada para el recién comenzado 2011, pero sí que os deseo, con permiso de Flaubert, muchos buenos ratos. Y si en alguno de ellos os volvéis un poco imbéciles, pues enhorabuena, que tampoco pasa nada, disfrutadlo mientras podáis y os dejen.

8 comentarios:

Santiago dijo...

Ja ja, estupendo Flaubert; no resulta muy esperanzador ni dice mucho de la condición humana, pero he pensado enseguida en algún que otro personaje feliz que conozco y que reviste, me temo, las tres virtudes, aunque por supuesto él no sea consciente más que de la buena salud. Feliz año también para ti, y por favor, sigue dándonos motivos en 2011 para reflexionar y disfrutar con tus entradas. Besos

Cristina Brackelmanns dijo...

Muchas gracias, Santiago. Que tengáis un felicísimo 2011, aunque según Flaubert, que desde luego es la pera, lo tenéis un poco crudo. Menos mal que de los momentos de "imbecilidad" -lo del egoísmo es más discutible- no se libra nadie.
En cuanto al personaje, sí, y más de uno, rápidamente se vienen unos cuantos a la cabeza.
Besos para todos y uno especial para supersonrisa.

Il Venturetto dijo...

Lo malo de la teoría de Flaubert es que no se puede hacer un contraanálisis: un imbécil egoista y con buena salud nunca reconocerá que es feliz. Yo por mi parte cumplo dos de las tres premisas (que sea egoista o no es algo que juzgarán los demás) y no lo soy.

Me han encantado tus anotaciones. Yo ni siquiera tengo agenda.

Os deseo a todos de corazón un muy feliz 2011.

Cristina Brackelmanns dijo...

Pues tienes razón, Venturetto, no reconocerá que es feliz ni, sobre todo, que es imbécil.
Yo el fallo que más le veía es que habla de condiciones necesarias, pero necesarias no quiere decir suficientes. O sea: que todos los felices serán imbéciles-egoístas-sanos, pero no viceversa. Otro fallo es el uso del 'ser' en vez del 'estar'. Hay cosas que 'se está', no 'se es', y feliz es una de ellas; puede que imbécil otra, aunque ahí tengo más dudas. Yo estoy (espero que quede en eso)imbécil con mucha frecuencia.

Hazte con un taco-calendario, va genial. Te garantiza un papelito a mano sobre la mesa para apuntar lo que se te ocurra y luego no se pierde, te dice a qué hora anochecerá y si estás en luna llena, te recuerda el santo del día para felicitar a los amigos, y los Myrga hasta traen una cita. La de hoy es un churro pero ayer un tal Bulwer-Lytton decía que "el destino se ríe de las probabilidades". Y mirarlo cuando acaba el año es de lo más curioso: saber cómo acabó esto o aquello, comprobar en qué han quedado las cosas a las que dabas importancia o te dedicabas... o releer las notas y ver que muchas de ellas no sabes ni a qué vienen (las que he copiado sí, pero otras, como si las hubiera tomado el vecino). Es curioso.
Un abrazo, muchas gracias y también de corazón que tengas un buen año.

Il Venturetto dijo...

Aunque alguna vez me he planteado usarlos estoy convencido de que los calendarios, dietarios y demás no están hechos para mí.

Hablando de los taco-calendario, tu comentario me ha traído a la memoria que mi abuelo siempre los usaba y cuando empezaba el año pasaba pulcramente todas las anotaciones de los cumpleaños y santos del año anterior al siguiente. Cuando murió y fui con mi padre a su casa la siguiente anotación que tenía era "Santo hijo Fernando" (mi padre). Nunca antes de entonces había visto llorar a mi padre con tanto sentimiento.

Un beso Cristina.

Cristina Brackelmanns dijo...

No tengo ni que imaginar su llanto, Venturetto, lo conozco muy bien.
Mi padre usaba unas agendas planitas que se desplegaban como un acordeón, con un sólo renglon para cada día. En la mesa de su despacho tenía guardadas todas las de los últimos años. En las de los tres finales, con una letra cada vez más temblorosa porque fue quedándose ciego, las notas son de cosas pasadas, no de cosas a hacer. Las cosas pasadas que apuntaba eran nuestras visitas o las enfermedades (otitis, sarampiones y esas historias)de los nietos. Cada vez que veía "Besuch Christa und Kinder" o "Enriquito ist krank"...
Muchas gracias por contarlo. Anímate con el taco. Besos.

Kurtz75 dijo...

Yo creo que Flaubert tenía toda la razón. Lo peor de todo es cuando cumples las tres características y, aun así, eres infeliz. Hay, y yo que ya me imaginaba yendo hacia la felicidad total...

Cristina Brackelmanns dijo...

Por ahí iba yo, estimado Kurtz, cuando le decía al amable Venturetto que serán condiciones necesarias pero es posible que no suficientes.
Si no, el mundo estaría rebosante de gente feliz y no parece ser el caso...
Gracias por tu generoso comentario.