11 enero 2011

Ya se van los Reyes

Como os conté cuando empezaba el adviento, en casa de mis padres, según la tradición paterna, los regalos de Navidad los traía el Niño Jesús la noche del 24 de diciembre. Eso tenía dos grandes ventajas: la primera, que los recibíamos antes; la segunda y más importante, de índole teológica podría decirse, que nunca teníamos miedo de que nos trajera carbón o tuviera en cuenta cómo nos habíamos portado. Los Reyes llevan regalos a quien se los merece, por eso viajaron hasta Belén, y al rey Herodes, a pesar de su rango, no consta que le dejaran ni un souvenir; pero el Niño Jesús no hacía distinciones, no juzgaba -nunca juzgó. Venía para todos, incluso venía más para los malos, no había que asustarse. Mis padres nunca nos dijeron eso de "si no te portas bien, el Niño Jesús no te traerá nada", no podían (véase Jn 12:47). Es cierto que tampoco nos lo dijeron con los regalos de Reyes, que siempre caía alguna otra cosa, unas pinturas o un cuento y unos guantes o una bufanda. Y sin embargo, por alguna razón, cuando el 6 de enero nos despertabamos al grito de los vecinos de abajo "Luisitooo, han venido los Reyes", siempre tenía el temor de que hubieran pasado de largo, o de encontrarme el pedazo de carbón. Es largo de explicar, creo que la generosidad sin llevar cuentas del Niño Jesús me afinaba la conciencia y me desarmaba, y empezaban a pesarme las peleas con mi hermana, las trolas de todo el año y hasta el desorden de mi estantería. Para cuando llegaban los Reyes era todo contrición, habría aceptado sin rechistar el pedrusco.
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Esas cosas dejan huella, sigo teniendo aprensión a levantarme y no encontrar nada, y más ahora con tanta crisis y los bolsillos vacíos. Por eso la víspera de Reyes fui a Pasajes y me agencié un par de libritos de Bobin, por si acaso, más que nada por disimular. Llegó el día de Reyes y además de los Bobin, me encontré un ramo de flores blancas, verdes y amarillas de Melchor, con un vale en el que se promete su reposición, una vez por Gaspar y otra por Baltasar (qué bien, todo un mes y pico de flores, qué Magos tan detallosos y ocurrentes), un CD de Sprigsteen con canciones de Pete Seeger al que le tenía muchas ganas (¡O Mary Don't You Weep! Qué gozada y qué listos son los Reyes), un perfume muy oh-là-là que huele a azahar, y al señor Søren Kierkegaard [¿cómo se hará para escribir la 'o' cruzada? -Gracias, Ángel, corregido-] por partida doble: O lo uno o lo otro, y Entweder- Oder, para que vaya al uno y al otro y aprenda alemán aunque sea con un danés (pero qué gentiles y sabios son). Tengo que frenar las ganas de leerlo de corrido en español y a veces hago trampa, pero me encanta el sistema y se aprenden palabros curiosísimos. También los dos Bobin: L'inespérée y La part manquante parecen geniales.
Qué generosos y majos, qué buenos son los Reyes, y yo pensando que pasarían de largo... Ya me tienen hecha polvo.

10 comentarios:

Ángel Ruiz dijo...

Pues copiándola de alguna página web:
ø. Puro cortapega.

Cristina Brackelmanns dijo...

Jo, qué listo eres. Ya está cortapegado, muchas gracias.
¿Y para que la entrada salga con la fecha de hoy y no con la de cuando garabateé el borrador?

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Sus reservas sobre los Reyes son comprensibles pues, como tales soberanos, su misión es impartir justicia y por tanto premiar, conceder la absolución y condenar, según el caso.

Aunque también son virtudes de reyes la largueza y la magnanimidad, y por eso, siempre se espera algo de ellos en la noche del 5 de enero.

Reciba mis saludos.

Cristina Brackelmanns dijo...

Qué bien visto, Sr. GdL, los Magos podrían ser modelo de soberanos cristianos y los primeros. Justos y sabios adorando al Niño, prudentes con Herodes, y magnánimos con los que esperan algo de ellos.
Qué bellísima virtud la magnanimidad.
Que tenga feliz año, Sr.GdL ¿Sabe que paso muchas veces por la calle Nieremberg? Me encantó la historia del duelo, no tenía ni idea de quién era. Muchas gracias.

Adaldrida dijo...

Es genial la idea de que el Niño Jesús "llueve" sobre buenos y malos...

Cristina Brackelmanns dijo...

Qué gracia, Rocío, escribí primero que "hace salir el sol" sobre buenos y malos, luego lo borré, pensé que eso está referido al Padre y que me metía en distinciones trinitarias para las que no me siento capacitada. Por eso preferí ceñirme a la cuestión del juicio. Que hay un juicio de Dios, pero Cristo no vino a juzgar y nunca juzgó -como mucho miró con pena, eso sí lo tengo claro.
Eres un cielo, Rocío-Cordelia, que me la recuerdas un montón, muchas gracias por tu visita.

Jaimemarlow dijo...

mmmm.... ¡Y a mí que eso de los regalos el 24 no me gusta nada! Porque lo relaciono con Papá Noel, ese mamarracho con barbas y vestido por la coca-cola. Donde estén Sus Majestades de Oriente... Eso sí, práctico es.

Off topic: ¿por qué ha cambiado la foto de su perfil, señora mía? Aunque su belleza inevitablemente refulja como el sol después de una tormenta de verano iluminando verdes prados perlados de gotitas sobre la fresca, en la nueva foto me gusta menos. En la antigua me gustaba la mirada franca, de "echada pa'lante" que le decíamos por aquí, aparte de dejar translucir su frescura y simpatía, y en esta su apariencia se desliza más a la simpatía vacía.

Con todo, sigo a sus pies.

Cristina Brackelmanns dijo...

Un respeto, Sr. Marlow, que los alemanes no tienen nada de mamarrachos y reciben sus regalos de Christkind, no de Papá Navidad.
En cuanto a lo de la foto es por que no se me aburran, porque no tengo otra a mano y porque a esta foto la quiero mucho por lo que tiene detrás aunque no se vea, que es el mar de Galilea. Procuraré que me manden o me escaneen (si es que se dice así) alguna más de su gusto. Estuve cotilleando la revista "El ciervo" después de leer su curioso comentario donde el Sr. Baltanás y me encontré cosas muy interesantes. Muchas gracias por la asesoría de imagen y por su simpatía despampanante.

Mora Fandos dijo...

Qué buenos Reyes, yo quiero seguirle la estela a Bobin, sólo conozco el del radiador, gracias por la pista.

Cristina Brackelmanns dijo...

Unos Reyes magnánimos, como bien dice el caballero del Retablo.
De Bobin está traducido también El Bajísimo, sobre san Francisco de Asís, y en francés los tienes casi todos en la colección folio de Gallimard, maravillosos y a 4 euritos.
Gracias a ti, José Manuel.