Me contaba una amiga que hay un youtube en el que una psicóloga, terapeuta o así pregunta a la concurrencia cuánto pesa el vaso con agua que sostiene en la mano. La concurrencia piensa: ah, esto ya nos lo sabemos, es lo del vaso medio lleno o medio vacío, pero ella sigue empeñada en que le digan cuánto pesa, si 200 o 300 gramos. Al final lo que pretende explicar es que el peso del vaso está en relación con el tiempo que pasamos sosteniéndolo: a la media hora la mano empieza a aborrecer el vaso, una hora después el vaso pesa una tonelada y se convierte en una pesadilla. Lo mismo con los problemas, concluye. Me lo contaba a propósito de lo que nos comemos el coco las mujeres, del mundo que hacemos de cualquier problema, de las vueltas que les damos, de que no sabemos desconectar : si quedamos para charlar seguimos dándole al tema, si vemos una película inmediatamente la relacionamos con el tema, con el tema nos levantamos y con el tema nos acostamos... Y sí, somos así, machaconas, plastas.
Me quedé dándole vueltas, cómo no, a lo de las vueltas que le damos a todo y a esa expresión tan nuestra, la de "devanarse los sesos", y me acordé de un poema de Clemens Brentano, el mismo Brentano que acabó escribiendo humildemente al dictado de Ana Catalina Emmerich, la vidente de Dülmen llagada en cama y analfabeta que le contaba a Brentano, con precisión de arqueólogo, cómo eran las calles y las casas y los frutos amarillos de los árboles en Éfeso, cuando san Juan se trasladó allí con la Virgen.
El poema, un clásico y para mi gusto uno de los más bonitos de la lengua alemana, se titula "Der Spinnerin Nachtlied" (canción nocturna, o nocturno de la hilandera), y no hay muestra más viva ni más perfecta de ese girar femenino en torno a un tema, tan femenino como fue siempre la tarea de hilar: por el ritmo de los versos, por el run-rún machacón de los yambos que recuerda el del pedal de la rueca, por las rimas abrazadas, sólo dos y siempre las mismas que se repiten y alternan, por las ideas que aparecen y reaparecen con ligerísimas variaciones, trazando círculos como la rueda: ruiseñor, juntos, cantar, llorar, luna, sola, ruiseñor, juntos, luna, sola, cantar, llorar... El tema es el del amado ausente, pero el hilo, ese hilo del pensamiento, ese run-rún y vuelta y vuelta... es la mujer.
No paramos la rueda, no soltamos el vaso.
No paramos la rueda, no soltamos el vaso.
[Dejo la traducción al lado, no muy allá y sólo para aclarar de qué va, pero el poema hay que leerlo, y sobre todo oírlo, en alemán, marcando el golpe de pedal: tatán,tatán, tatán... ]
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Es sang vor langen Jahren Cantaba hace muchos años Wohl auch die Nachtigall; también el ruiseñor;
Das war wohl süßer Schall, era mucho más dulce su sonido
Da wir zusammen waren. cuando estábamos juntos.
Ich sing und kann nicht weinen Yo canto y no puedo llorar,
Und spinne so allein y así estoy hilando sola
Den Faden klar und rein, el hilo claro y limpio,
Solang der Mond wird scheinen. siempre que la luna brilla.
Da wir zusammen waren, Cuando estábamos juntos,
Da sang die Nachtigall; cantaba el ruiseñor;
Nun mahnet mich ihr Schall, permanece conmigo su sonido
Daß du von mir gefahren. ahora que tú me has dejado.
So oft der Mond mag scheinen, Siempre que la luna brilla ,
Gedenk ich dein allein; sola, pienso en ti;
Mein Herz ist klar und rein, está mi corazón claro y limpio,
Gott wolle uns vereinen! quiera Dios volver a unirnos.
Seit du von mir gefahren, Desde que tú me dejaste,
Singt stets die Nachtigall; no ha dejado de cantar el ruiseñor;
Ich denk bei ihrem Schall, oyendo su sonido pienso
Wie wir zusammen waren. en cómo estábamos juntos.
Gott wolle uns vereinen, Quiera Dios volver a unirnos,
Hier spinn ich so allein; aquí estoy hilando sola;
Der Mond scheint klar und rein, la luna brilla clara y limpia,
Ich sing und möchte weinen! canto y querría llorar.
Der Spinnerin Nachtlied. Clemens Brentano (1788-1842)
2 comentarios:
Este blog es una pasada. Llegué aquí hace unas semanas, muy interesado por sus comentarios en otros blogs (Rayos y truenos, En Compostela)
Me he dedicado a leer todas las entradas que hay en el archivo, junto con todos los comentarios. Subyugantes su visión de Peguy, de Simone Weil, sus reflexiones generales...
Prácticamente ya me he puesto al día con este blog. Y por eso, me he ganado, no el derecho, sí el deber, de decir esto:
GRACIAS
A mí también me gustan mucho sus comentarios.
Muchísimas gracias a usted, don Hipótesis, no sabe cuántas.
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