07 marzo 2012

Como nosotros perdonamos (y 3) - Casiano y el enemigo dormido

Y para terminar, estas palabras de José Mª Cabodevilla, bien fuertes, y una fabulita de hace un par de siglos, de M.G.Lichtwer, que me ha encantado. Todo ello en Discurso del Padrenuestro. Ruegos y preguntas, que agradezco nuevamente a Suso :

..... A fin de que el posible falsificador de moneda no arguya en el juicio ignorancia, los billetes italianos llevan esta leyenda: La legge punisce i fabbricatori e gli spacciatori di biglietti falsi. Junto con los otros detalles del dibujo, la loba complaciente o el perfil del Capitolio, el falsificador tiene que copiar, letra por letra, esa frase acusatoria. De la misma manera, para que nunca arguyamos desconocimiento, cada vez que rezamos el Padrenuestro nos vemos obligados a repetir: Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
..... Casiano supo que algunos cristianos habían decidido omitir tales palabras, a fin de ponerse a cubierto de la justicia del Señor. Casiano lo califica de "sutileza vana". Convengamos en que se trata de una sutileza más bien grosera. Imagine el monje Casiano que los falsificadores dejaran en blanco toda la greca reservada a la frase comprometedora, imagine qué sutil argucia.
..... De esta claúsula del Padrenuestro se deduce algo que tiene un sabor irrefutable, obvio, de conclusión matemática. Todos los pecados pueden ser perdonados menos uno, nuestra negativa a perdonar.
..... Diez mil talentos le perdonó su señor al deudor moroso. Diez mil talentos en términos de moral, equivaldrían a una suma superior a diez mil parricidios, la suma de todos los pecados habidos y por haber. De todos menos uno, por lo visto, ya que luego se negó a perdonarle cierto pecado que según una estimación humana tal vez sólo supondría algunos decimales: no le perdonó el que a su vez él no perdonase a un compañero suyo la pequeña cantidad de cien denarios.
..... Literalmente: "Si perdonáis, se os perdonará; si no perdonáis, no se os perdonará". Lo pone Mateo en boca de Jesús inmediatamente después del padrenuestro, como si fuera, de las siete peticiones, la única que necesitase una aclaración, o un subrayado, o una mayor insistencia.


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..... Un rey tenía tres hijos y muchas posesiones. Pero entre todas sus riquezas sobresalía un brillante de valor inmenso, admirado en toda la redondez del mundo. A la hora de repartir su hacienda, ¿a cuál de los tres hermanos reservaría el brillante? Decidió someterlos a una prueba; el brillante iría a parar a manos del que realizase, un día determinado, la acción más heroica. Al llegar la noche de aquel día, se presentaron los tres hermanos y cada uno relató su hazaña. El mayor había logrado dar muerte a un dragón que desde hacía mucho tiempo asolaba los campos y sembraba el pánico entre las gentes del reino. el segundo contó cómo había reducido, él solo, valiéndose de una pequeña daga, a diez hombres magníficamente armados. El pequeño habló en tercer lugar y dijo: "Salí esta mañana y encontré a mi mayor enemigo durmiendo al borde de un acantilado; lo dejé seguir durmiendo". El rey se levantó del trono, abrazó a su hijo menor y le entregó el brillante.
..... Lichtwer quiso con este hermoso relato explicar qué heroico, qué costoso, qué difícil es el perdón entre los humanos.

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