08 junio 2010

El progreso de la humanidad, Horacio y el Eclesiastés.

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LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA
(ODA VI HORACIO, A LOS ROMANOS)

Las vueltas de los cielos
Todo lo disminuyen: muy mejores
Fueron nuestros abuelos
Que nuestros padres; somos muy peores;
De nosotros se espera
Sucesión que en maldades nos prefiera.

Horacio, Odas, Libro III, 6 : ... damnosa quid non imminuit dies?/aetas parentum peior avis tulit /nos nequiores, mox daturos /-progeniem vitiosiorem.
(...¿Por qué no cambian /estos penosos tiempos? Los paternos,/peores ya que los de nuestro abuelo,/malos nos parieron y autores/ de descendientes aún más viciosos. En traducc. de M.Fernández Galiano y V. Cristóbal, Edit. Cátedra- Letras Universales)


[10.06.2010. Bueno, pues ya que ninguno de mis no-lectores, ni de las tres almas caritativas que pasan por aquí de vez en cuando, se pronuncia - y mira que la cita es fuerte, paso a hacerlo mismamente yo.
Demasiado negro ¿no? Frente al mito del perpetuo progreso, el del perpetuo retroceso, los dos a cual peor. Entre el uno y el otro, sin embargo, lo único que nos consta es el vaivén, ese maravilloso mecerse del Eclesiastés: "Un tiempo para demoler y un tiempo para edificar, un tiempo para llorar y un tiempo para reir... un tiempo para guardar y un tiempo para tirar... Lo que es, ya fue antes; lo que ha de ser, ya existió". Es un alivio, sobre todo pensando en nuestros pobres y difícilmente más viciosos descendientes]

9 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Ah, y en mi lucha personal para seguir siendo un conservador y no reconvertirme en reaccionario, me das un argumento incontestable. Nuevamente, gracias.

E. G-Máiquez dijo...

Cómo me alegro de no haberme pronunciado. Si para que nos escribas tú, el truco es estarse muy calladito, ya verás...

Efectivamente, el vaivén. Eso lo decía Chesterton, pero qué bien visto, CB, lo del Eclesiastés, qué bien visto. Muchas gracias.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

La generación a la que pertenecía Argensola se consideraba, realmente, inferior a la de sus padres y abuelos. Exageraban incluso y se mortificaban con tales comparaciones, pero lo creían con sinceridad.

Este espíritu se mantuvo durante el XVII y, en cierta medida, inspiró la politica de reformación de Olivares con su intento de rearme moral. Quiso ser, en cierto modo como Reagan en los 80, si se me permite la atrevida comparación. Aunque al Conde Duque le salió mal.

Y respecto al comentario de EG-M es verdad. Por otra parte, ser reaccionario tiene mucho de pose, de esteticismo. Ser conservador de realismo.

Saludos

Fernando dijo...

Cara C.B.,

Como disse Gustave Thibon, as palavras oscilam entre dois extremos, o "flatus vocis" e o "verbum vitae" e valem pelo silêncio que podem evocar.
Acredite, suas "entradas" são assim:
lemos e calamos!

Um abraço.

Cristina Brackelmanns dijo...

Muchas gracias, doblemente caritativo Enrique.
Tú sólo puedes ser reaccionario de los que reaccionan ante lo que no les gusta, o sea como todos. Luego se puede reaccionar mejor o peor, y los que tiran a la cabeza del discordante el palabro-ladrillo "reaccionario", como quien le tira una bolsa de basura, son de los que reaccionan peor.
Y el Eclesiastés, sí, qué tremenda fuente de consuelo cuando vienen mal dadas... Y de alerta para cuando vienen bien, aunque en eso nos fijemos menos. Y el poder calmante del vaivén, que tú de eso ahora sabes mucho (de mecer, digo)...
Muchas gracias a ti por tu generosidad.

Cristina Brackelmanns dijo...

Este verano sin falta, Sr. Gómez de Lesaca, voy a dedicarme a la Historia de España que tan poco y tan mal conozco. No se me había ocurrido que Argensola pudiera considerar aplicable a sus tiempos la visión de Horacio en las seis Odas "Romanas" sobre los suyos, que, como exactamente dice usted, son un elogio del programa de reformas políticas y morales de Augusto y de la vuelta a la vida ordenada y austera de los antepasados. La Historia es la mejor demostración del "nada nuevo bajo el sol".
Por otra parte, creo que todos sentimos sinceramente que nuestros padres fueron mejores que nosotros. Pero de ahí a la "sucesión que en maldades nos prefiera"...
Seguramente tiene usted razón y haya un mucho de pose o de cargar las tintas en esa pintura del futuro tan negra, como para insistir en la urgencia de las iniciativas reformistas. Tampoco se me había ocurrido, pero es verdad que Horacio era cualquier cosa menos un cenizo.
Al final el reaccionario, suponiendo que eso exista, va a ser no el que mira para atrás, sino el que tiene más visión de futuro, y capacidad de reacción.

Muchas gracias y saludos, Sr. Gómez de Lesaca.

Cristina Brackelmanns dijo...

Me alegra mucho volver a verle por aquí, don Fernando.
Estoy un poco avergonzada con el parrafito de los no-lectores y las almas caritativas, pero estaba segura de que nadie lo iba a leer, a veces dudo de que haya alguien al otro lado.
Su argumento, tan sumamente amable y "ben trovato" (aunque no sea vero), es genial. A partir de ahora en vez de pensar que aburro a las ovejas, me diré que he dejado a mis supuestos lectores sin palabras y meditativos, y me quedaré tan contenta.

Yo sí que leo y callo, bien es cierto que no hay otra opción, con los escritos de Thibon que tanto le agradezco. Con la anterior entrevista y sus ideas sobre traducción y recreación no estaba completamente de acuerdo, pero el último texto sobre Mistral es una maravilla: "Mistral sabe que los recuerdos y las esperanzas beben de la misma fuente", o esas "lecciones del pasado que son promesas para el futuro, porque sólo las flores artificiales no tienen necesidad de raíces".

Muchas gracias por su Blog y por su visita, y un fuerte abrazo.

Santiago dijo...

Creer que cualquier tiempo pasado fue mejor es recurso de nostálgicos, y mitificar la fuerza de las virtudes de los antepasados no le salió bien ni a Augusto ni al Conde Duque ni a Reagan.

Pero la idea de progreso sin fin es también engañosa y frustrante. A lo mejor las crisis financieras actuales nos liberan por fin de este estigma del XIX.

Lo que propones es mucho más sensato; pero más que tiempo de vaivén, sería acomodarse al esquema del ciclo, que en el fondo es tan natural y tan humano; y no me refiero al (eterno) retorno, que suena a condena, sino a una línea hecha de bucles, que avanza pero con un ritmo insistente.

Crista, hay vida en el otro lado; aunque no escribamos, te leemos y esperamos con impaciencia tus citas y tus comentarios. Besos...

Cristina Brackelmanns dijo...

Así es, Santiago, una línea que avanza con un ritmo insistente, como los ríos que van a dar a la mar.
Y en su camino, días nublados y días de sol, y cieno verdoso y el botín de la tormenta...Pero aunque fluya hacia la mar ignota,
es la vida también agua de fuente...

Muchas gracias por esa vida al otro lado, Santiago (a este lado es donde está bastante tocada y griposa -una cepa rezagada dicen- pero ya vamos levantando cabeza).

Besos para todos.