30 marzo 2010

Bitterlich

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Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»
Jesús le contestó: - «¿Conque darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.» 
Cinco capítulos más adelante, en Juan 18:27, el episodio de las negaciones de Pedro finaliza con un lacónico: "Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo".

En el Evangelio de San Juan, Pedro no llora, tampoco nos dice que Jesús lo mire. Es terrible ese dolor seco, no visto, no lavado. Casi se siente la necesidad de correr al texto de Lucas para descubrir la mirada de Cristo: Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro (Lc 22, 61); para encontrarse con Pedro deshecho en llanto: y saliendo afuera, lloró amargamente (Lc 22,62). Qué consuelo esos ojos, qué alivio, por fin,  esas lágrimas.

Aquí os dejo la plegaria de arrepentimiento más conmovedora que conozco: Erbarme Dich, mein Gott (Aria para contralto, violín solo, cuerda y bajo continuo, de la Pasión según San Mateo. BWV 244).

Inmediatamente después del recitativo que termina "y saliendo fuera, rompió a llorar amargamente", ese llanto de amargura se convierte en aria:  del violín brota un río de pena, del bajo continuo caen a tierra, una tras otra, las lágrimas.

Dirige la Pasión mi querido Karl Richter. Interpreta el aria, pura desolación, Júlia Hamari:


El texto del aria dice:
Erbarme Dich,
mein Gott. Um meiner Zähren willen,
schaue hier.
Herz und Auge weint vor Dir
bitterlich.
Erbarme Dich!

(Compadécete, Dios mío. A mis lágrimas vuelve tu mirada.
Corazón y ojos lloran ante ti amargamente. Compadécete)


[Para los que no entran a los comentarios, me traigo aquí esta joya de mi querido amigo Santiago:
"Llora el ojo y el corazón, que es tanto como decir que llora todo el ser, y llora al modo como sabía hacerlo Bach, cara a cara con Dios, que por algo en su Iglesia el hombre se enfrenta a Dios sin intermediarios. Es un llanto que espera (y confía) en el perdón, es amargo pero no desesperado; por eso la coral que va después afirma, sin ningún pudor, que no niega su culpa y que la misericordia de Dios es mucho más grande que sus pecados.
El timbre de la contralto da al violín una entonación sombría, dulce y melancólica: Bach, el genio inconmensurable de Bach, nunca se equivoca al elegir la voz adecuada con los intrumentos adecuados y las palabras precisas. La versión que nos recomiendas es excelente, pero hay otras también muy buenas. Para mí, la mejor es una, cualquiera, de las que se oyen estos días en las iglesias de barrio alemana, con pocos músicos, pocos cantantes y un público de respiración contenida que, por respeto al lugar, se va después del último coro sin aplaudir y sin hablar por no romper la bendición de tres horas de oración pura."]

11 comentarios:

Santiago dijo...

¡Qué hermosa el aria y qué hermosamente la describes! Llora el ojo y el corazón, que es tanto como decir que llora todo el ser, y llora al modo como sabía hacerlo Bach, cara a cara con Dios, que por algo en su Iglesia el hombre se enfrenta a Dios sin intermediarios. Es un llanto que espera (y confía) en el perdón, es amargo pero no deseperado; por eso la coral que va después afirma, sin ningún pudor, que no niega su culpa y que la misericordia de Dios es mucho más grande que sus pecados.
El timbre de la contralto da al violín una entonación sombría, dulce y melancólica: Bach, el genio inconmensurable de Bach, nunca se equivoca al elegir la voz adecuada con los intrumentos adecuados y las palabras precisas. La versión que nos recomiendas es excelente, pero hay otras también muy buenas. Para mí, la mejor es una, cualquiera, de las que se oyen estos días en las iglesias de barrio alemana, con pocos músicos, pocos cantantes y un público de respiración contenida que, por respeto al lugar, se va después del último coro sin aplaudir y sin hablar por no romper la bendición de tres horas de oración pura.

Cristina Brackelmanns dijo...

Cuando llora todo el ser siempre es cara a cara, Santiago.
Y qué maravilla de comentario, cuánto te lo agradezco. Si no tienes inconveniente, te lo voy a pegar en la entrada, para darle altura.
Lo que daría por escuchar estos días a Bach en una de esas iglesias alemanas. Entre otras muchas razones, por lo que tan bien expresas, ese silencio, ese espacio que necesita la música para seguir calando. Me ataca cuando, con la última nota todavía en el aire, la gente se pone a aplaudir y armar barullo.
"...por no romper la bendición de tres horas de oración pura". Es perfecto, Santiago.

Espero que por esos pagos podáis disfrutar también de muchas cosas buenas estos días.
Muchos recuerdos y gracias de verdad.

Cristina Brackelmanns dijo...

Y me olvidé de decirte, Santiago, que "Llora el ojo y el corazón" también es perfecto.
Me sonaba fatal en castellano eso de "el corazón y el ojo llora"; y no, ya ves, un pequeño cambio de posición y perfecto.
Otra chapuza -seguro que también te has percatado- es la de "um meiner Zähren willen, Schaue hier" ¿Pero cómo puede decirse sin que sea un horror "Mira aquí en favor de -o a causa de- mis lágrimas" (um+genit+willen)?

Santiago dijo...

Pero, Crista,¿a quién se le ocurre subir mi comentario a tu página principal? ¡Gracias por haberlo acogido con tanto cariño!
A mí me pasa siempre lo que tú dices cuando terminan los conciertos: que me molesta que los aplausos rompan la magia de la música. Puedo entender que después de unos platillos y unos timbales de una sinfonía de Chaikovski haya gente que no pueda dejar de dar palmas, pero no sé por qué tienen que hacer eso cuando acaba un oratorio de Bach.
De todos modos, te confieso que con la Pasión según San Mateo has tocado una de mis fibras más sensibles, porque para mí es una de esas construcciones del ser humano que justifican nuestra presencia en la Tierra. Es como entrar en la catedral de Chartres en un día de sol, con la diferencia de que la Pasión la hizo un solo hombre.
Yo no sé cómo traducirían el "um meiner Zähen willen", yo creo que el um con genitivo aquí es más expresión de fin o de razón. Para los alemanes, es una fórmula de claros tintes religiosos y de un lenguaje elevado y bíblico: sería algo así como parafrasear nosotros la Salve y decir "Vuelve a mi llanto tus ojos misericordiosos".
Ayer la armaste buena, después de escribirte, me pasé dos horas oyendo en youtube grabaciones de Julia Hamari. No la había oído nunca. Tiene una voz redonda, homogénea, preciosa, una cosa rara para una contralto, que tienden a engrosar los bajos o a cambiar de color cuando suben o bajan.Bárbara, que de esto sabe mucho más que yo, la estuvo oyendo conmigo. Es verdad que, hoy por hoy, a Bach se le toca de un modo diferente que en los tiempos de Karajan o del Richter jovencito, con menos "glisandos" y voces menos belcantistas, pero Hamari es una delicia.
Nosotros hemos sacado unas entradas para oír la Pasión según San Mateo el sábado aquí en La Haya, pero me temo que, aunque estén cerca, no es lo mismo la tradición calvinista que la luterana, sobre todo en lo que concierne a la música y el modo de sentirla.
Cuídate mucho, descansa estos días de Semana Santa y luego sigue alimentándonos el espíritu con tus citas.
Besos, S.

Dal dijo...

La Pasión según San Mateo es el no va más de la música. Uno puede irse al Diecinueve y disfrutar de lo lindo con Beethoven, Schubert, Brahms y sobre todo Bruckner y Wagner, pero siempre acaba volviendo a esta joya máxima, insuperable. Es una meditación de principio a fin.

Sobre versiones, la de Richter es una referencia, quizás demasiado al gusto sinfónico, aunque mejor que Karajan. Gustándome mucho, últimamente oigo más la de Peter Schreier (para mí la mejor) y también la muy respetuosa con el original de Herreweghe, con voces blancas y contratenores. Aquí
tienes su Erbarme cantado por contratenor, que también quita el hipo.

En Semana Santa mucho Bach, mucho Ibáñez Langlois, mucha Anna Katharina Emmerich y al menos una vez la peli de Gibson.

Cristina Brackelmanns dijo...

Pero, Santiago, ¡si lo que tenía que hacer es borrar mi entrada y dejar sólo tus comentarios en la "página principal"! Lo que me pregunto es por qué no tendrás tú una página, que esa sí que sería principal, para permitirnos disfrutar leyéndote.
La referencia a la Salve es genial, y es cierto, La Pasión según San Mateo parece música preexistente, que no podría no existir, que tiene que haber sido tomada al dictado, aunque el oído fino y paciente para tomarlo fuera privilegio exclusivo de Bach. Y en cuanto a esa emocionante comparación con la catedral de Chartres un día de sol, mira por dónde acabas de confirmarme mi plan para este verano. Ya me entraron hace poco ganas leyendo a Péguy "J'ai fait un pèlerinage a Chartres...J'ai fait 144 kilomètres à pied en trois jours. Ah! mon vieux...On voit le clocher de Chartres à 17 kilomètres sur la plaine. De temps en temps il disparaît derrière une ondulation, une ligne de bois...". Y los versos que nacen de esa pereginación, los mejores de Péguy... Total, que sólo me faltaban tus palabras para que esté decidido. Me voy sin falta.
Cuánto me alegra que os haya gustado Hamari. Yo no sé nada, y bien que lo siento, de técnicas de canto y no sé por qué Hamari me sobrecoge, pero tiene una hondura, una especie de sobriedad apasionada, una limpieza... uff.

Que disfrutéis mucho de esa audición del sábado que esperemos que la tradición calvinista no desluzca mucho.

Gracias siempre y muchos besos para todos.

Cristina Brackelmanns dijo...

Siempre se vuelve, Dal, y más por estas fechas.
Bárbara y Santiago, que, como tú, son dos grandes expertos, me parece que opinan lo mismo sobre Richter. Puede que esté un poco desfasado, ya sé que hoy se tiende a interpretar el barroco con criterios más historicistas y menos románticos, que sus coros parecen "monumentales", el tempo demasiado lento y algunas otras cosas más, pero qué quieres que te diga, la Pasión de Richter es la mía, y en cuanto me la cambian, me parece eso, que me la cambian. Por ejemplo se me hace rarísima la versión con contratenor, y mira que Andreas Scholl en el Stabat Mater de Pergolesi me pone los pelos de punta, pero cantando el Erbarme Dich no me acaba de convencer, no sé, muy gimnástico, no sé cómo decirlo. Todo esto sin tener ni idea, es una pura cuestión afectiva.
De todos modos tomo buena nota de esa versión de Schreier y la voy a buscar.
Y con Anna Catherine precisamente ando, que acaban de sacar una edición íntegra en Vozdepapel con una traducción buenísima. Y Gibson, que se nota que se la ha leído de cabo a rabo, y Langlois, cómo no.
Muchísimas gracias por el comentario, Dal.

Il Venturetto dijo...

La sana costumbre de escuchar la Matthäus Passion el Jueves Santo me la inculcó un buen amigo. Esta Semana Santa no lo he hecho y me sentía vacío, pero ayer leí tu post, escuché el aria y cuando llegué a mi casa lo puse.
No tengo nada que aportar a vuestro diálogo, pero quiero daros muchas gracias a todos por animarme (seguro que ha picado a alguien más) a recuperar esta obra de escucha obligada, y más en estas fechas.
Un abrazo

Cristina Brackelmanns dijo...

Nunca es tarde si la dicha es buena, querido Venturetto. A mí me entró el mono el mismo Domingo de Ramos, pero hasta el martes no me puse. Lo que sí echo de menos es oírla en el Auditorio, que debe de hacer unos tres años de la última vez. A ver si el año que viene no se me pasa y cojo entrada a tiempo. No hay color con escucharla en disco, aunque no la dirija mi Richter.
Otro abrazo para ti.

Javier Esteban dijo...

Decía que había llegado hasta aquí de la mano de Google, buscando el contexto de una cita de Peguy, "el que ama cae" y he llegado hasta este remanso musical
Enhorabuena
Besos
J.E

Cristina Brackelmanns dijo...

Me emociona que llegues aquí buscando a Péguy, y más aún buscando "el que ama cae". Qué cosas tiene el Google.
Sé muy bienvenido, Javier Esteban.
Besos y feliz año nuevo.