04 julio 2019

Hablar, callar... y hablar a medias (y 2 enlaces)

"Porque de la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo 12:34)

Pero no siempre es así, no siempre habla la boca.
Más exacto sería decir, o así me lo parece, que de la abundancia del corazón habla la boca que habla. Porque las hay que no hablan y no precisamente por pobreza del corazón: De la abundancia del dolor, sobre todo, la boca calla. De la abundancia del amor, a veces, también:

Calla la vieja muerte hospitalaria, calla Dios en su cielo,
calla el amor si es hondo, y también calla,
como el dolor, el tiempo.
Para qué tus palabras, si todo lo que importa
pertenece al silencio.


(José Cereijo. El silencio)

...y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.


(Gabriela Mistral. El amor que calla)

No obstante, tanto J.Cereijo, como G.Mistral, o como L.Wittgenstein ("de lo que no se puede hablar se debe callar": darüber muss man schweigen), callan, sí, pero dicen que callan :  Luego hablan. 

En esta interesantísima entrevista que encontré hace poco y os enlazo, Luce López Baralt cuenta que ella suele citar un verso de J.A.Valente que le gusta mucho:“El místico se debate entre la imposibilidad de decir y la imposibilidad de no decir”. A mí también me gusta el verso (lo que el verso expresa, porque la verdad es que como verso no me suena mucho). Hay experiencias, y no sólo místicas, que se resisten: imposible decirlas, imposible no decirlas.

Con lo que, volviendo a Mateo 12:34, de la abundancia del corazón habla la boca que habla,  habla la boca que calla y habla la que dice a medias. Es decir, que estamos de nuevo en el principio y sin nada que objetar a san Mateo: "De la abundancia del corazón habla la boca".


Añadido 9/7/19.  En relación con el tema, más o menos, os dejo también el enlace al discurso pronunciado por Juan Mayorga el 19/5/19, con ocasión de su  ingreso en la Real Academia Española de la Lengua, con el paradójico título, por la casa a la que ingresa,  de  "Silencio". De él  os extraigo esta cita de la Casa de Bernarda Alba, impresionante como todas las enhebradas por Mayorga en su discurso. Habla la vieja Poncia: ¿Tú ves este silencio? Pues hay una tormenta en cada cuarto. O esta otra, escuchada a un estudiante de palique en la Puerta de Toledo (silencio y escucha atenta se dan la mano), que no sé si viene al caso pero me parece genial : Yo lo que quiero es hacerme un mundo en el hueco.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...


“La renuncia no toma.La renuncia da. Ella da la fuerza inagotable de lo infinito”. Heidegger.

Cristina Brackelmanns dijo...


Agradezco su aportación, querido anónimo.

No sé si Heidegger se refiere a la fuerza inagotable de lo infinito o más bien a la fuerza inagotable de lo sencillo ("die unerschöpfliche Kraft des Einfachen") pero, tratándose de Heidegger, como lo ein-fach (lo con una-cara o lo sencillo) viene a ser sinónimo del Ser, creo que podría entenderse o incluso lo mejora como usted lo dice.

Saludos