22 enero 2013

Un rato al sol

Probablemente lo conocéis y este tipo de "sorpresas" está ya muy visto, pero aun así me ha encantado (Gracias, Ana). La sonrisa de los dos o tres que no estaban en el ajo, el momento de alegría entre tanto nubarrón...
Cantar es la octava obra de misericordia (o la novena, que la octava según EGM es hacerse el loco).  Por cierto, antes, en las casas o por los patios, era normal oír canturrear, tararear, silbar. ¿Os habéis dado cuenta de lo poco que cantamos ahora?



http://www.cadenaser.com/sociedad/video/carne-cruda-flashmob-oficina-empleo/csrcsrpor/20130108csrcsrsoc_1/Ves

4 comentarios:

Jesús dijo...

¡Qué emocionante! Yo no dudaría en sumarme a iniciativas de este tipo. El actor que llevo dentro, el afanoso buscador de alegría, me empujan a ello.
¿Hacemos uno?

Cristina Brackelmanns dijo...

¡Venga! Tendría que beberme un par de copas antes, que yo solo canto bajito y en privado, pero lo que haga falta.
Sí que llevas dentro un showman de categoría. Qué genial la fiesta navideña que montaste, y qué buenas las canciones. Fíjate que estuve pensando cuál me habría pedido yo.
Me inclinaba por la Naranjitay pinta pintita o alguna de por ahí, pero ahora sin duda sería el Here comes the sun, little darling.

Ana dijo...

Me alegro que te hay gustado. Te imagina econtrarte en cualquier sitio una cosa así?. No creas que sería muy raro. Este tipo de "actuaciones" ahora lo hacen en los lugares mas diversos. Sera para animarnos¡¡¡
Ana

Cristina Brackelmanns dijo...

Me encantó, Anita. Sea por lo que sea por lo que lo hagan, desde luego anima.
Como el cafelito con nata y arándanos que a las 8'30 (am) ofrecían los del Starbucks a todo el que pasaba por delante de la puerta. Que lo hagan por lo que lo hagan, no veas qué rico (chínchate, desertora) y cómo animaba.