21 febrero 2012

Personas de bien



"Siempre tenemos la impresión de que nos aman porque somos personas de bien. Y no nos damos cuenta de que somos amados porque quienes nos aman son personas de bien."

Lev Tolstói, Diarios (1895-1910), Edit. Acantilado, Selección y traducción de Selma Ancira.

12 comentarios:

Adaldrida dijo...

Quiero esos diario. No digo más.
Gracias por la cita.

Mora Fandos dijo...

Si es que cuando Tolstoi afina...

Jesús dijo...

Siento que amo y que me aman porque sí, sin más, porque es lo propio, lo que tenemos que hacer, lo que es justo, lo que es bueno, lo que nos hace felices, lo que nos sale del corazón, porque lo necesitamos, porque el amor mueve el sol y las estrellas, porque Dios es amor, y tantas cosas más.

Por todo lo anterior digo que nunca me he parado a pensar porque amo ni porque me aman, ni creo que lo haga la gente en general. Nos aman, amamos. Es la vida.

Y ya por último y lo menos importante. No estoy de acuerdo con Tosltoi.

(Un guiño cómplice: tú eres una persona de bien, querida CB).

Cristina Brackelmanns dijo...

Yo también, Rocío. Ayer los tuve en la mano, pero esperaremos a cobrar. De momento, puedes ir leyendo aquí, que es donde se me pusieron los dientes largos:
http://apeiron.mypressonline.com/?cat=10

Cristina Brackelmanns dijo...

Sí, José Manuel, Tolstoi se paso los últimos años de su vida afinando, afinando, afinando...

Cristina Brackelmanns dijo...

"Porque sí" precisamente es lo que creo que define a las personas de bien... como tú (yo, aquí entre nosotros, quiero porque sí, y no quiero porque no, aunque encuentre mil justificaciones, así que soy una persona de a veces bien y a veces muy mal).

Y sí que estoy de acuerdo con Tolstoi, aunque lo de "personas de bien" es muy comprometido. Creo que algo en el fondo nos dice que merecemos ese amor aunque no lo merezcamos, y que nos sentimos mejores, más personas de bien, cuando nos aman.

Y es verdad que uno no se para a pensar: oh, ¿por qué me quieren?, pero siente: que merece y no merece (yo, por temporadas, siento más lo primero o más lo segundo, normalmente más lo segundo).
Por eso me gusta sobre todo el final de lo que dice Tolstoi: lo que nos hace personas de bien es amar y olvidarse de merecimientos.

Por cierto, no estarás de acuerdo con Tolstoi, pero lo que dices al principio, lo traduces al ruso y es Tolstoi.

Jesús dijo...

"Siempre tenemos la impresión de que nos aman porque somos personas de bien".

Pero a lo mejor somos personas, sino de bien, sí de algún bien, y a lo mejor, por ese poco bien, merecemos un poco que nos amen. Si merecer es hacerse digno ya de un premio ya de un castigo, ¿no merecemos, si somos algo buenos, hacernos dignos de que nos amen algo? Somos malos, sí, pero también somos buenos. A diferencia de los protestantes, los católicos no creemos que el pecado original nos haya corrompido del todo. Algo de bien ha quedado en nosotros, algo de merecemiento, de ser un poco dignos de ser un poco amados.

Cristina Brackelmanns dijo...

Esa es la cosa. Hay algo muy grande en esa impresión, la de que nos aman porque somos personas de bien. No me parece un reflejo vanidoso. Es que somos personas de bien, hechas para el bien y con vocación de bien.
De hecho, que es lo que pensé al leerlo, la contraria ("siempre tenemos la impresión de que no nos aman porque no somos personas de bien")no funciona.
Es como si hubiera una relación directa, de diálogo, o de correspondencia, entre ese bien, aunque sea potencial, y el amor. Cuando no hay otro a la vista, es eso lo que hay que amar.
Tolstoi llega a decir que "es amor verdadero sólo aquel cuyo objeto no resulta atractivo"
(Si te paras a pensarlo, es más exigencia que la de amar a los enemigos, porque a los enemigos es posible encontrarles atractivos).

Jesús dijo...

"Es amor verdadero sólo aquel cuyo objeto no resulta atractivo".

¿Estás de acuerdo con esto, con ese "sólo"? Anda que... ¿Qué le costaba decir "más verdadero"?
El "más verdadero" es el amor a Dios por ser Dios quien es. ¿No es Dios atractivo, lo más atractivo?

En lo demás, de acuerdo CB.

Cristina Brackelmanns dijo...

Pues sí que estaba de acuerdo. Me quedé lela, pero me pareció que sí, que el amor inevitable no es verdadero amor: amor de caridad. Ahora me lo tengo que pensar.
Claro, es muy fuerte decir que el amor a Dios, o a los hijos, que ese sí que es inevitable y tan natural como respirar, no es verdadero amor.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

La experiencia demuestra que los malvados y los canallas, y que por tanto no son personas de bien, pueden también querer a determinadas personas, salvo que sean la pura expresión del mal.

Mis saludos.

Cristina Brackelmanns dijo...

Así es, lo que debería llevarnos a concluir, aun no formado parte de esas determinadas personas queridas, que hasta en los malvados y los canallas hay una parte de bien (un bien que a esas personas queridas les será evidente; es más, probablemente no los verán ni tan malvados ni tan canallas).

Saludos muy cordiales, estimadísimo Sr. del Retablo.