Nieva en la plaza,
los copos sobre el árbol
parecen flores.
*
Blanca es la nieve,
con amor imposible
el sol la mira.
*
El sol asoma,
llora el copo en la rama
por no ser flor.
Ocurrió hace un instante, delante de mi ventana, en menos de cinco minutos nevó, se cubrieron de nieve los árboles pelados de la plaza, salió el sol y la nieve se deshizo. Espectacular y completamente gratis... Me disculpen el momento tonto. Como decía aquella canción de Mari Trini: quién no escribió un poema etc., pues esto viene a ser lo mismo: quién no pensó en un haiku viendo la nieve brillar...
16 comentarios:
Me ha gustado. Yo también lo vi.
Anabel
Eres buena, Anita. Luego te invito a un café para celebrar mi brillante futuro poético.
(¡y muchas gracias por el comentario! que ya sé que la tecla de "publicar" te da calambre).
El tercero está especialmente bien, muy logrado, enhorabuena.
Muy bonitos. Qué imagen tan potente la del amor imposible. Y no ha sido un momento tonto, sino un "momentazo".
Jo, qué buenos todos.
Es que teníais que haberlo visto, imposible no arrancarse. De verdad que fue como si los árboles peladuchos florecieran de repente, que salió el sol como con miedo de estropiciarlo y que al deshacerse la nieve los árboles lloraban.
Gracias, José Manuel, pensé que era cursi, pero es que lloraban.
Cosas de marzo, Carlos, y amores que matan. Tu febrero sí que es bueno. Gracias por venir y animar.
Recién llegado de Madrid, donde vi la nieve, pero no el momento. Menos mal que aquí estamos para cubrirnos unos a otros las espaldas del satori. El tercero es especialmente bueno, y el segundo. La serie va creciendo y, por eso, ni sobra un verso de los nueve ni el último puede ser cursi, porque el amor imposible nos ha preparado para ese momento. Muchas gracias.
Qué momento, Enrique, es lo más bonito que he visto en mucho tiempo. Tenías que haber estado allí para contarlo o cantarlo como se merecía.
Como estaba en la oficina, entre aplaudir, arrodillarme y dar gracias o tirarme al ordenador, elegí lo último que es más discreto, pero lo que me pedía el cuerpo era lo otro.
Un abrazo, ya imaginé que habíais vuelto a Madrid, dale un beso a Leonor.
Me sumo al último comentario de EGM; también para mí la serie va creciendo, y el último es el mejor. Y cito aquí -no por lo que valga, sino por lo extrañamente que coincide con la última nota de Cristina-, un breve poema propio, del último libro y aún inédito (Enrique lo conoce). Es así:
Contemplas
la tarde en la ventana,
su pura perfección, tan silenciosa.
Algo dentro de ti debiera arrodillarse,
reconocer, gozar
ese hondo magisterio para el alma.
José Cereijo
Cuánta generosidad, José Cereijo, y qué hermosura de inédito.
Lo que tendría que haber dicho es que el día anterior estuve leyendo un libro de verdaderos haikus titulado "La amistad silenciosa de la luna" de José Cereijo, que debió de dejarme los ojos en modo haiku, si no de qué.
Muchas gracias por ese hondo magisterio para el alma.
Gracias a Cristina; ella sí que es generosa. Respecto a los "verdaderos" haikus, me temo que un japonés sería más exigente... En cualquier caso, se puede recordar lo que contestaba Manuel Machado a quienes le criticaban ciertos sonetos suyos, por no ajustarse del todo a la ortodoxia: "es que no son sonetos, son sonites". Si algo funciona -es decir, ilumina y conmueve-, qué más da que sea un haiku, un "haillu" o simplemente un poema breve..., o una mirada emocionada y certera sobre lo real.
José Cereijo
La tarde en la ventana me parece un título espléndido para el próximo poemario de Cereijo, que tendría las ventajas de remitir a este poema de pura perfección, tan silencioso, y de levantar a la vez un eco de Eliot: "The evening with the photograph album". Se lo dije, y no me echó mucha cuenta. A ver si en público...
Con lo de "verdaderos", me refería a lo leve y lo profundo de la pincelada, tan "zas" y tan concentrada y evocadora. Los de tu libro son así, no se pueden leer seguido, detrás de cada uno está el mundo. Pero es verdad que los haikus occidentales son distintos de los japoneses. Para empezar no vivimos en chozas bajo el platanero junto a estanques con ranas y bambú, y cada vez paseamos menos y miramos más desde la ventana, con un cristal por medio. Son como haikus de interior, y, por lo general, más de la interioridad.
Los tuyos, tanto los de paisaje interior como exterior, son todos bellísimos.
Muchas gracias, José.
Enrique, acabo de encontrarme y bajar tu comentario. Debió de entrar mientras contestaba a José Cereijo y al Sr. del Retablo en la otra entrada. A mí ese título me gusta mucho, y precisamente estuve pensando en lo de las ventanas, que ya me parece casualidad, pero no creo yo que en estas cosas cuente mucho la opinión del público. "Poema de pura perfección, tan silencioso" , qué bien dicho, es exactamente así. Qué lujo de visitantes, gracias a los dos. Tendría que volver el blog del revés, lo de atrás p'alante y lo de delante p'atrás.
Gracias de nuevo a Cristina, y también a Enrique. Respecto a su sugerencia para el título, me la anoto (más bien, ya la tenía anotada). Tendré que decidir entre varios (títulos), pero desde luego no descarto el suyo. Veremos qué acaba diciéndome al respecto el propio libro, si es que tiene el detalle de decir algo (no siempre lo hace). Gracias.
José Cereijo
Me gustan sus haikúes, oiga.
Muchas gracias, don Javier. A mí me gusta lo de los "haikúes", muy fino, suena mejor que "haikus".
Un día oí a un poeta muy erudito y latinista decir "haikai", pero seguro que es de los que dicen "los curricula se entregan en la ventanilla 2". Está muy bien, pero digo yo que no se puede ir obligando a la gente a declinar, y menos en japonés.
"Haikúes" es perfecto, a ver si cunde. Gracias.
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