16 febrero 2010

Quijotes todos

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... Preguntóle si traía dineros; respondió don Quijote que no traía blanca, porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído. (I,III)

—... Hágote saber, Sancho, que es honra de los caballeros andantes no comer en un mes, y, ya que coman, sea de aquello que hallaren más a mano; y esto se te hiciera cierto si hubieras leído tantas historias como yo, que, aunque han sido muchas, en todas ellas no he hallado hecha relación de que los caballeros andantes comiesen, si no era acaso y en algunos suntuosos banquetes que les hacían, y los demás días se los pasaban en flores. (II,X)


(El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha)

11 comentarios:

julio dijo...

Un mes, no, pero sí lo que hallo más a mano. Tengo varias asignaturas aprobadas para ser caballero andante. Lo del combate a caballo, con lanza y espada, es otra cosa. "Pasar los días en flores": hermosísimo.

Cristina Brackelmanns dijo...

Lo que hallas siempre que lo haya. No hace falta que lo jures, Julio.
¿Y qué me dices de los suntuosos banquetes que les hacían...?

Sí que tienes bastantes asignaturas aprobadas, también la de andar "lo más del tiempo de tu vida por las florestas y despoblados, y sin cocinero".
Pero en fin, sin pretender hacer mundo nuevo ni sacarte de tus quicios, tú mira como Don Quijote entra en razón y al menos cena un pco de pan y queso:

"...se los pasaban en flores. Y aunque se deja entender que no podían pasar sin comer y sin hacer todos los otros menesteres naturales, porque en efeto eran hombres como nosotros, hase de entender también que andando lo más del tiempo de su vida por las florestas y despoblados, y sin cocinero, que su más ordinaria comida sería de viandas rústicas, tales como las que tú ahora me ofreces. Así que, Sancho amigo, no te congoje lo que a mí me da gusto: ni quieras tú hacer mundo nuevo, ni sacar la caballería andante de sus quicios."

"Las florestas y despoblados" es otra preciosidad.

Gracias, Julio.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

"Quijotes todos". No habría que decir más para hablar de la España del 1600: metida hasta los codos en caballerías, aquí y allá, y sin dineros. Todos viviendo como encantados. Quijotes todos.

Con las alcabalas quebradas, los millones sin pagar, la gente airada por el mal comer y el peor vivir, el vellón despreciado por ser moneda vil y la poca plata no empeñada escondida.

El Rey de Francia con intrigas, los primos de Austria empantanados, la Señoría de Venecia de ningún fiar, el Holandés incorregible y de los cardenales para qué hablar.

Y a pesar de todo, tras haber pasado cuatrocientos años, todavía nos asombra a algunos que aún hubiese alientos para soñar con la Gloria.

Quijotes todos. Tiene usted razón.

Santiago dijo...

Ja ja, qué oportuno ha estado Julio al abrir página, y qué acertada la moderadora al responderle. No pasará los días en flores, pero sí en ensaladas...
Y del combate a caballo, tampoco ha de tenerse por imprescindible, porque a Don Quijote no se le daba nada bien y no por eso le negará nadie su condición de miembro de la andante caballería.
En la próxima invitación que sufra, prometo decir a mi anfitrión que la cena era suntuosa: es un adjetivo redondo.
¿Sabes la ventaja de las citas, Crista? Que obligas a concentrar la atención en unos párrafos y haces que los exprimamos; de otro modos seguramente nos pasarían inadvertidos en el tráfago de la lectura de un libro completo.

Cristina Brackelmanns dijo...

Sr. Gómez de Lesaca, sin palabras me deja su comentario. Qué magnífica pintura de la época en cuatro pinceladas.
Es usted quien tiene toda la razón y concede al texto la altura que merece. Yo sólo hacía una burda extrapolación a las circunstancias actuales: quijotes a la fuerza, sin blanca en el bolsillo y casi llevados a alimentarnos de las yerbas de los caminos; pero, como bien señala usted, la comparación es imposible. Sí puede encontrarse alguna semejanza en los males (los altísimos gastos de la corte, la desproporcionada burocracia -ridícula si se compara con la que padecemos-, más de un quinto de la población viviendo a expensas de la Hacienda Pública...), pero no queda ni rastro de aquellos sueños de gloria, y esperanza bastante poca.
Precisamente estaba leyendo estos días el libro de Canavaggio sobre Cervantes. Viéndole vagar de pueblo en pueblo por Andalucía, allá por el 87 y con cuarenta tacos cumplidos, encargado de requisar el aceite y el trigo con que abastecer las galeras de la Invencible (aceite y trigo para 30.000 hombres!) a cambio de una indemnización que se pagaba tarde mal y nunca, es decir a cambio de un sueño, qué bien se entienden los diálogos entre D. Quijote y Sancho (por ejemplo ese "más vale buena esperanza que ruin posesión" con el que D. Quijote responde al "más vale un toma que dos te daré" de Sancho). Qué ternura tan grande se intuye en el comisario Cervantes, con sus doce reales de sueldo diario que apenas le daban para malvivir y el resto prometido para la vuelta de la flota, ante los cabales Sanchos deslomados sobre el terruño, que se resisten a entregar el trigo porque la cosecha fue mala y aún no cobraron la última requisa...
Todos esquilmados, todos viviendo de aire y sueños. Asombran, pero al lado de lo que tenemos casi dan envidia.

Muchas gracias por su comentario, Sr. Gómez de Lesaca. Bienvenido a esta casa que es la suya.

Cristina Brackelmanns dijo...

Tú también estás de lo más oportuno trayendo a colación las ensaladas, Santiago, porque a renglón seguido el texto habla precisamente de yerbas (sí que es verdad que Julio lleva un montón de asignaturas aprobadas):

"Perdóneme vuestra merced, dijo Sancho, que como yo no sé leer ni escrebir, como otra vez he dicho, no sé ni he caído en las reglas de la profesión caballeresca; y de aquí adelante yo proveeré las alforjas de todo género de fruta seca para vuestra merced que es caballero, y para mí las proveeré, pues no lo soy, de otras cosas volátiles y de más sustancia. No digo yo, Sancho, replicó don Quijote, que sea forzoso a los caballeros andantes no comer otra cosa sino esas frutas que dices, sino que su más ordinario sustento debía de ser dellas y de algunas yerbas que hallaban por los campos que ellos conocían y yo también conozco."

Suntuosas eran, según tengo entendido, las lubinas con las que os presentabais los buenos amigos en casa del andante caballero. Qué pena que andéis tan lejos ahora.

Muchas gracias, Santiago, dando ánimos eres único.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Muchas gracias a usted.

Il Venturetto dijo...

De puntillas y con intención de hacer poco ruido te devuelvo el comentario (y igual que te he respondido allí, te digo aquí): Gracias.
He de decir que el Quijote es uno de los grandes amores que he tenido en mi vida, y quizás el único que he conservado tan fogoso como el primer día desde que era joven.
Si estás leyendo cosas de Cervantes te recomiendo el libro de Julián Marías "Cervantes clave española". Me parece que hay ahora una edición de bolsillo que no es demasiado cara.

Un abrazo

Cristina Brackelmanns dijo...

Pues me interesa mucho ese libro que me dices. Con Canavaggio he quedado a los pies de Cervantes, y del Quijote qué te voy a contar, un amor cada vez más fogoso.
Estaba pensando si hincarle el diente a la Vida de Don Quijote y Sancho, pero Unamuno unamuniza todo lo que toca y no estaba muy segura de que me fuera a gustar. Me voy por el de Marías ya.

Gracias a ti y un abrazo.

Il Venturetto dijo...

Pues fíjate que con el de Unamuno también tenía yo mis reparos, y sin embargo hice el esfuerzo y no me disgustó.
Aunque el de Marías es una apuesta segura :)
Un abrazo!

Cristina Brackelmanns dijo...

Bueno, pues Unamuno a la cola. Como sigamos así me va a tocar no comer en dos meses y pasarme los días en letras (menos mal que Ángel ha quedado en mandarme a receta das papas pegas).
Gracias, Venturetto, otro abrazo para ti.