04 febrero 2010

La habla española

-I,20. De los estrangeros o bárbaros, deve abstenerse no solamente el buen rhetórico, sino también qualquiera que hable con los de su lengua; porque el barbarismo es vicio contra la buena gramática i mui contrario de la claridad, que es la prenda principal del bien hablar. Si algo, pues, no se pudiere decir en español, sino por rodeo, se dirá por él. Cicerón dice, que él assí lo practicava. El emperador Tiberio, aunque, según Suetonio en su Vida, tenía gran soltura i facilidad en hablar en griego (entonces mui común entre los romanos); con todo esso, para aver de nombrar la palabra monopolio, que era griega, delante del senado, le pidió licencia para usar de ella; i fue tan insolente Marco Pomponio Marcelo, gramático de aquellos tiempos, que diciendo Ateyo Capito, insigne letrado que ya se avía usado la palabra de que se valía Tiberio, i que, aunque no fuesse latina, lo sería en adelante; dijo Marcelo: Miente Capitán; porque tú, o César, puedes dar la ciudadanía a los hombres, pero no a las palabras. Tan remirados como esto eran los romanos en la conservación de su lengua...


I,67. Hemos dicho en qué cosas consiste la habla española. Veamos cómo se consigue. Se adquiere con sólo oír; o con la letura i la imitación de los buenos escritores, que son pocos; i por esso es menester gran juicio para distinguir i elegir los mejores, entre los quales ciertamente podemos contar, de los prosistas: a frai Antonio de Aranda, a D. Diego Hurtado de Mendoza, a frai Luis de León, frai Luis de Granada, frai Pedro de Oña, frai Hernando de Zárate, frai Hernando de Sant-Iago, frai Pedro Malón de Chaide, a Pedro de Ribadeneira, a santa Theresa de Jesús, a Gaspar Gil Polo, a Luis Gálvez de Montalvo, a Matheo Alemán, a Pedro de Valencia, a Miguel de Cervantes Saavedra, a Antonio López de Vega, a D. Juan Vitrián i a D. Diego de Saavedra Fajardo; i de los poetas: a D. Jorge Manrique, a Garci-Lasso de la Vega, a Juan Boscán, a Christóval de Castillejo, a D. Diego Hurtado de Mendoza, a frai Luis de León, a Gregorio Hernández de Velasco, a Christóval de Virués, a Francisco de la Torre, a D. Estevan Manuel de Villegas, a los hermanos Argensolas, i a otros pocos. Para formar el estilo deven leerse con gran freqüencia mui pocos i los mejores; pero una vez formado, conviene estender la leyenda a otros muchos, para adquirir una gran abundancia de palabras i de cosas; i ningunos son mejores que los que han escrito chrónicas o historias...


Don Gregorio Mayans y Síscar (1699-1781) , Rhetorica, Libro III. De la elocución, Capítulo I. De las partes de la elocución.
[la tenéis publicada completa aquí:

2 comentarios:

julio martínez mesanza dijo...

Espero que esos "otros pocos" sean Quevedo, Góngora y Lope... Aunque, para Mayans, no creo. Y veo que, entre los prosistas, falta Gracián. Una completa confesión de gustos.

Cristina Brackelmanns dijo...

Góngora seguro que no (colgaré otra en la que habla de "La claridad")... Pero a Fray Luis de León lo cita dos veces si te has fijado. A mí con eso ya me vale.
De todos modos, él no dice que esos sean sus autores preferidos, sino que son los mejores maestros del habla española.
¿No es una preciosidad lo de los remirados romanos, y lo de "estender la leyenda"?
Y todos los ejemplos que pone, que no tienen desperdicio: en un párrafo que he quitado para no salirme de madre, en el que habla de palabras "raras" por haber caído en desuso, pone como ejemplo la palabra "escucha" y explica que ha sido sustituida por "centinela", que es más vaga, porque "el escucha" era el que vigilaba de noche (claro...de oído) y el atalaya el que lo hacía de día.
¿Tú sabías eso?
Voy a ver si consigo poner un enlace a la Bibl.Cervantes, que está allí entera.
Gracias, Julio.