Después de unos cuantos años fatigando los comentarios de los blogs de los amigos, decido al fin lanzarme al ruedo del blog propio.
No pretendo emularlos. Sería imposible. Todos ellos son grandes escritores en forma y fondo; yo ni lo soy ni se me espera. Nace pues este blog, simplemente, como el blog de un lector, lectora en mi caso. Vaya por delante mi gratitud a todos los que escriben, nos iluminan, nos entusiasman, nos alimentan y nos hacen pensar. Está claro que los escritores pueden serlo sin lectores; los lectores sin escritores no existen.
Tampoco pretende ser una página de recomendación de lecturas, como las dedicadas a la reseña de novedades o libros imprescindibles de todos los tiempos. Existen blogs cualificadísimos que rinden ese servicio, como el insuperable Bienvenidos a la Fiesta. Este será simplemente un Blog de subrayados.
Los subrayados, con el paso de los años, descubres que son piedrecitas de un camino. No son un arsenal de citas ni frases redondas. A veces se trata de una leve insinuación, otras veces un pasaje, quizá el de menos alardes estilísticos, siempre algo que nos habla a lo hondo, a lo que uno es, aunque todavía no lo sepa. Y es que no sé si los que tenéis, como yo, la fea costumbre de pintarrajear los libros y escribir al margen, habéis observado una cosa curiosa: lo anotado al margen, cuando volvéis a un libro después de un tiempo, os parece irrelevante o absurdo; pero el párrafo subrayado, por alguna razón, os sigue llamando. Sería el mismo que volveríais a marcar.
Leí en cierta ocasión, lápiz en ristre como de costumbre, la definición de G. Steiner del intelectual como la de alguien que lee con un lápiz en la mano. Me asusté tanto que procuré corregirme. Intelectual es una palabra horrenda, y no es el caso. Al poco caí en la cuenta de que la definición no tenía por qué ser reversible y recordé ese dicho nuestro sobre el tonto al que le gusta el lápiz, con lo que volví tranquilamente a las andadas. Creo más bien, como decía, que se trata de señales que nos indican el camino, el camino de vuelta, que es el que siempre importa. Como los guijarros de Pulgarcito, o como esas marcas rojas que se pintan en los troncos de los árboles, en lo alto de la sierra, para no perderse cuando la nieve borra el sendero y disimula los hondones.
El camino de cada uno es el de cada uno: varían el desde dónde y el cómo, trazan líneas rectas, quebradas o sinuosas… pero siempre hay tramos en los que los caminantes se encuentran y se alegran de saludarse. Me sentiré feliz de encontraros en alguno.
El título del Blog procede del Salmo 84 (83): “…Porque el Señor es sol y escudo”. Es también el título de una cantata de Bach: Gott der Herr ist Sonn und Schild (BWV 79).
No pretendo emularlos. Sería imposible. Todos ellos son grandes escritores en forma y fondo; yo ni lo soy ni se me espera. Nace pues este blog, simplemente, como el blog de un lector, lectora en mi caso. Vaya por delante mi gratitud a todos los que escriben, nos iluminan, nos entusiasman, nos alimentan y nos hacen pensar. Está claro que los escritores pueden serlo sin lectores; los lectores sin escritores no existen.
Tampoco pretende ser una página de recomendación de lecturas, como las dedicadas a la reseña de novedades o libros imprescindibles de todos los tiempos. Existen blogs cualificadísimos que rinden ese servicio, como el insuperable Bienvenidos a la Fiesta. Este será simplemente un Blog de subrayados.
Los subrayados, con el paso de los años, descubres que son piedrecitas de un camino. No son un arsenal de citas ni frases redondas. A veces se trata de una leve insinuación, otras veces un pasaje, quizá el de menos alardes estilísticos, siempre algo que nos habla a lo hondo, a lo que uno es, aunque todavía no lo sepa. Y es que no sé si los que tenéis, como yo, la fea costumbre de pintarrajear los libros y escribir al margen, habéis observado una cosa curiosa: lo anotado al margen, cuando volvéis a un libro después de un tiempo, os parece irrelevante o absurdo; pero el párrafo subrayado, por alguna razón, os sigue llamando. Sería el mismo que volveríais a marcar.
Leí en cierta ocasión, lápiz en ristre como de costumbre, la definición de G. Steiner del intelectual como la de alguien que lee con un lápiz en la mano. Me asusté tanto que procuré corregirme. Intelectual es una palabra horrenda, y no es el caso. Al poco caí en la cuenta de que la definición no tenía por qué ser reversible y recordé ese dicho nuestro sobre el tonto al que le gusta el lápiz, con lo que volví tranquilamente a las andadas. Creo más bien, como decía, que se trata de señales que nos indican el camino, el camino de vuelta, que es el que siempre importa. Como los guijarros de Pulgarcito, o como esas marcas rojas que se pintan en los troncos de los árboles, en lo alto de la sierra, para no perderse cuando la nieve borra el sendero y disimula los hondones.
El camino de cada uno es el de cada uno: varían el desde dónde y el cómo, trazan líneas rectas, quebradas o sinuosas… pero siempre hay tramos en los que los caminantes se encuentran y se alegran de saludarse. Me sentiré feliz de encontraros en alguno.
7 comentarios:
Bienvenida, Crista.
Qué bien, gran alegría
Me gusta leer subrayando y me gusta leer subrayado. Cuando fui yo el que subrayé me veo a través del tiempo, cuando fue otro, le leo también a él, de paso y al sesgo. Cuánto vamos a disfrutar con este blog.
Muchas gracias.
¡No sabía por dónde entrar para contestaros!
Muchísimas gracias.
A Julio el primero, que ayudó a la torpe que soy a abrir esta cosa.
A Ángel, que no sé cómo demonios descubrió esta entrada, cuando había desenganchado el blog del perfil para dar tiempo a que se quedara bien atrás. Alegría y sorpresa las mías.
Y a Enrique, que inauguró el blog, con la grandísima amabilidad de siempre, en fase de pruebas. Tienes razón, Enrique, puede rastrearse un alma en los subrayados. Y para buenos subrayados, los de tu barbero.
Muchas gracias a los tres por la atención y los ánimos.
Me tendrás como fiel lector, uno que también es incapaz de leer sin bolígrafo y sin subrayados.
¡Bienvenida a la fiesta, CB!
Un lujo tenerte por aquí, Suso. Precisamente, cuando me planteaba lo de abrir un blog, tenía presente tu libro "Las voces y el eco" que tantísimo me gustó. Dándole vueltas a la cuestión de los ecos, vi claro que en mi caso más que de ecos se trataba de huellas. Las huellas unas veces tienen palabras y otras no, y casi siempre son demasiado personales, así que preferí dejarlo en voces a secas, y que a cada cual le resuenen o le resbalen según le parezca. Dicho así no queda muy bien, pero es lo que hay.
Ps. Muy revelador lo del bolígrafo y los subrayados. Ese es el tercer tipo, ni intelectual ni tonto'el lápiz: escritor nato.
Gracias por la acogida.
Debo decir que el título "Las voces y el eco" fue uno de los que me propuso Olegario González de Cardedal, después de habérselo enviado. El que yo le había puesto en principio era "Notas de un lector agradecido". El caso es que el propuesto por mi antiguo profesor me gustó mucho y así quedó.
Creo que lo escrito por mí en ese libro puede ser de todo un poco: notas, ecos, huellas, resonancias...
Me place enormemente que te haya gustado tanto.
Un abrazo.
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