30 junio 2014

L'été. Christian Bobin


"Qu’est-ce qui me fait si peur dans l’été ? [...] C’est, je crois, la glorification par elle-même d’une société jeune, vive, aisée, cette sinistre euphorie d’un monde méprisant ses vaincus. L’été, ce n’est pas pour les prisonniers, les vieillards, les malades, les pauvres. Pendant cette saison, ils sont encore moins visibles que pendant le reste de l’année. Ils se taisent et contemplent le bleu d’un ciel qui les oublie."

["¿Qué es lo que me da tanto miedo del verano? La glorificación por sí misma de una sociedad joven, viva, acomodada, esa siniestra euforia de un mundo que desprecia a sus vencidos: el verano no está hecho para los prisioneros, los enfermos, los ancianos, los pobres. En esta estación son menos visibles aún que durante el resto del año. Ellos callan y contemplan el azul de un cielo que los olvida."]

Christian Bobin, Autoportrait au radiateur, Gallimard, 1997

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Fort bien trouvé! (e.b.)

Cristina Brackelmanns dijo...

Eso mismo pensé yo (además de en el biquini, que también da su poco de peur). Y sin embargo...

Fíjate que lo colgué y empecé a pensar en el gazpacho, y en que no hay que gastar en calefación, y en el sol entrando en el patio de la cárcel.

Hay euforias muy siniestras, tiene razón Bobin, pero también las hay invernales, primaverales... no creo que sea tanto cuestión del verano, el pobre.

En cualquier caso gracias por la visita, me alegra saber de ti. Por cierto, no sé qué le pasa a tu página, que además de fort abandonnée está fort fastidieuse. Al segundo de entrar salta un anuncio de "estadísticas gratis" y se bloquea. No consigo pasar del cuarto renglón y mira que me intriga.

Un abrazo, e.b.

Anónimo dijo...

Los prisioneros y los pobres, en general, prefieren el verano. Algunos viejos y algunos enfermos, también. ¿Qué son menos visibles en verano? No creo que les importe.

Cristina Brackelmanns dijo...

Pues qué quieres que te diga. Que todo según se mire ¿no?

Yo prisionera no he sido, pero sólo fíjate en el del famoso romance y en la calor qué hace cuando se desespera. Y lo mismo con el resto, para un enfermo en cama el verano es una pesadilla. Cada cual es cada cual.

Con todo, no creo que vaya de temperaturas, ni de si los vencidos prefieren el frío o el calor, sino de esa palabrita que citas: visibilidad. La invisibilidad, en una sociedad que pasa de lo que no le entra por los ojos (me incluyo, eh, que la crítica social, como si uno fuera un ángel o un marciano,no me va) es lo mismo que el olvido, o que la inexistencia, o que la muerte.

Y yo creo que sí les importa. Al que no necesita de los demás puede hasta apetecerle que lo olviden. Pero al que los necesita, supongo que volverse invisible le importa mucho.

Un saludo, anónimo, y gracias por comentar.

Anónimo dijo...

Supongo que se habrá solucionado el problema con mi página que mencionas. Yo desde luego no he notado nada raro.
Por cierto, que Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, llamaba al verano "La estación de los pobres."
(e.b.)

Anónimo dijo...

Hay visibilidades que, aunque estúpidas, importan, como las de esos acentos sobre un "que" en mi comentario y otro "que" en el suyo, que no deberían estar ahí (¡ay, los correctores automáticos y las prisas!).
De todas esas personas, las que han perdido la esperanza ya no necesitan a los demás. Las que creen que su situación no es irreversible, puede que sí. El prisionero del romance sufre una prisión doble y una doble calor.

Cristina Brackelmanns dijo...

Puede que Demófilo hablara de un verano, cómo diría, no sé si más antiguo o más de pueblo. De ese verano en el que con una sandía, un abanico y un botijo se podía sobrevivir. No sé si por entonces se llevaba esto del éxodo vacacional.
Y sí que se solucionó, e.b., muchas gracias. Tan contenta me puse que me lancé al desbarre.

Cristina Brackelmanns dijo...

Vaya, correctísimo anónimo. Tiene usted razón, cambié el texto y se me quedó el acento.
Y lamento volver a llevarle la contraria, pero es que habla usted tan lapidariamente que me llena de dudas: ¿Está usted seguro de que las personas que han perdido la esperanza ya no necesitan a las demás?

En cuanto a la calor del prisionero, doble, desde luego. O triple, que no le cuento la interpretación del romance que hacía cierto profe de literatura que me tocó padecer. Claro que todo lo que se le pusiera por delante lo interpretaba del mismo modo.

Saludo a usted.