16 marzo 2011

Solemnidad es cordialidad

"He asistido también a oficios de diferentes religiones. Y he salido dando vivas al portentoso, bellísimo, sin igual catolicismo español. No digamos nada de los cultos protestantes. No me cabe en la cabeza (en mi cabeza latina) cómo hay gentes que pueden ser protestantes.
Está suprimido todo lo que es humano y consolador y bello, en una palabra. Aun el catolicismo de aquí es distinto. Está minado por el protestantismo y tiene esa misma frialdad. Esta mañana fui a ver una misa católica dicha en inglés. Y ahora veo lo prodigioso que es cualquier cura andaluz diciéndola. Hay un instinto innato de belleza en el pueblo español y una alta idea de la presencia de Dios en el templo. Ahora comprendo el espectáculo fervoroso, único en el mundo, que es una misa en España. La lentitud, la grandeza, el adorno del altar, la cordialidad en la adoración del Sacramento, el culto a la Virgen, son en España de una absoluta personalidad y de una enorme poesía y belleza".
"Lo que el catolicismo de los Estados Unidos no tiene es solemnidad, es decir, calor humano. La solemnidad en lo religioso es cordialidad, porque es una prueba viva, prueba para los sentidos de la inmediata presencia de Dios. Es como decir: Dios está con nosotros, démosle culto y adoración. Pero es una gran equivocación suprimir el ceremonial. Es la gran cosa de España. Son las formas exquisitas, la hidalguía con Dios... España es el único país fuerte y vivo que queda en el mundo. Sin embargo, yo he observado al público católico esta mañana y he visto una devoción extraordinaria, sobre todo en los hombres, cosa rara en España. Han comulgado muchas gentes y era un público serio, sin pamplinas y con una disciplina extraordinaria..."

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[Carta del 14 de julio de 1929. Enviada a su familia desde Estados Unidos, ¿adivináis por quién?
Y qué oportuna y exacta esa expresión de "la hidalguía con Dios", como remitiendo el ser fijosdalgo a la paternidad de Dios y apuntando que esa es la verdadera hidalguía, la de la más alta casa, la de todo hijo de vecino. Y qué observación tan fina la de que la solemnidad en lo religioso es cordialidad, frente a lo que habitualmente se piensa, que es más cordial y cercana la improvisación, la naturalidad, el "de cualquier manera". Pues bien, ¿quién diríais que es el observador que sale dando vivas al sin igual catolicismo español? ]
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[P.S. al anochecer: Bueno, pues ya os lo aclaro, para que, si os interesa -y todo el artículo del que procede el texto es interesantísimo-, vayáis directos. La carta es de un poeta y está escrita en Nueva York. Se refiere a ella Santiago Martínez Sáez, en el artículo titulado "Federico García Lorca, la espiritualidad de un poeta", publicado en la revista Istmo, número 239, y accesible aquí: http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=3609 (hay que tirar para abajo, está como a media página).
El artículo es un recorrido por la casi desconocida -al menos para mí- obra en prosa de Lorca, en el que se le puede oír hablar de Ávila y de santa Teresa, describir a Falla como un santo y un místico, o manifestarse contra la estrechez de los nacionalismos. Una obra en la que, a propósito de santa Lucía, dice algo tan hermoso como esto: "como todos los santos planteó y resolvió teoremas deliciosos ante los que rompen sus cristales los aparatos de Física", y en la que, a la cuestión que le plantea el caricaturista Bagaria, de si no será mejor el silencio de la nada que la vida futura, responde con un canto a la creencia en la resurreción de la carne, que termina de esta guisa: "Las criaturas no quieren ser sombras". Impresionante ¿no?]

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Evelyn Waugh ¿A Mediterranean Journal?



L.

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Cristina Brackelmanns dijo...

Frío, frío, querido L., pero la idea me parece de lo más sugerente. Impresionante.
El 29, justo un año antes de convertirse al catolicismo, y el año de su crucero por el Mediterráneo (porque acabo de consultar lo que hacía el hombre por esas fechas, claro)... Caray, qué fino hila usted.
Yo creo que lo único que no encaja bien es lo del "cura andaluz", y que seguramente a EW todavía le cabía en la cabeza (no latina) que hubiera gente protestante.
Muchas gracias por su comentario, L., curioso, curioso...

Retablo de la Vida Antigua dijo...

No consigo saber de quién se trata. Ahora bien, estoy de acuerdo con la correspondencia entre el respeto a las formas, presente en el ethos aristocrático (hidalgo, al fin y al cabo)y la liturgia que es (tambien al fin y al cabo) la cortesía debida a Dios.

Ahora creo que los católicos españoles no somos lo que fuimos. Este verano estuve en misa en Brompton Oratory y los percibí en los ingleses una solemnidad y una gravedad admirables.

En fin, doña CB, espero que alguno de sus selectos lectores consiga adivinar al autor.

Por mi parte seguiré dándole vueltas.

Cristina Brackelmanns dijo...

Desde las reformas litúrgicas del VaticanoII los católicos no somos lo que fuimos, pero sí que es posible que en Inglaterra, y también en Alemania, quizá por la cercanía del protestantismo, se cuiden más las formas, y con las formas el fondo, lo que constituye la diferencia. No sé, se me ocurre.
Me gustaría mucho ir a una misa en el Brompton Oratory, no es la primera vez que escucho el mismo comentario admirado.

Selectos son ustedes, desde luego, y honrados, que no se van a buscar la solución a Google.

Muchas gracias, sr. del Retablo.

E. G-Máiquez dijo...

Yo, ay de mí, me fui a Google, presa de la curiosidad… y salí dando vivas al catolicismo español y olés a CB que nos lo puso al alcance de la mano.

Gracias.

Cristina Brackelmanns dijo...

Yo también lo habría hecho, Enrique.
El día que lo leí me pareció encontrarme con un L. desconocido. Fíjate, "la solemnidad en lo religioso es cordialidad" podría firmarlo Guardini.
Qué tristeza, por qué no se quedaría por ahí unos diez años más.
Gracias a ti.

Jesús dijo...

Mi asombro ante este desconocido García Lorca comenzó con su "Elegía a María Blanchard", que me dio a conocer Aurora. He aquí un trozo: "La vida y pasión de Cristo fue tomando luz en su vida y, como el gran Falla, buscó en ella norma, dogma y consuelo. No con beatería, sino con obras, con grave dolor, con claridad, con inteligencia. Lo más español de María Blanchard es esta busca y captura de Cristo, Dios y varón realísimo; no al modo de la fantástica Catalina de Siena que se llega a casar con el niño Jesús y en vez de anillos se cambian corazones, sino de un modo seco, tierra pura y cal viva, sin el menor asomo de ángeles o milagro".
El resto,
aquí, al final de la página.

Cristina Brackelmanns dijo...

uff...
Asombro de los de quedarse con la boca abierta.
Muchas gracias, Suso.