04 junio 2010

Entre el querer y el poder

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"Porque muy muchas veces (yo tengo grandísima experiencia de ello, y sé que es verdad, porque lo he mirado con cuidado y tratado después a personas espirituales) que viene de indisposición corporal, que somos tan miserables que participa esta encarceladita de esta pobre alma de las miserias del cuerpo. Y las mudanzas de los tiempos y las vueltas de los humores muchas veces hacen que sin culpa suya no pueda hacer lo que quiere, sino que padezca de todas maneras. Y mientras más la quieren forzar en estos tiempos, es peor y dura más el mal; sino que haya discreción para ver cuándo es de esto, y no la ahoguen a la pobre".
(Santa Teresa de Jesús. Libro de la Vida, cap.11,15)


"El que no puede lo que quiere, que quiera lo que pueda".
(Ortega y Gasset. Dicen que dijo, pero vaya usted a saber)


[Santa Teresa y Ortega y Gasset, ¿dicen lo mismo, dicen algo parecido o dicen lo contrario? ¿Qué distingue la humildad o la aceptación humilde de la realidad, del derrotismo? ¿Y la perseverancia de la cabezonería? ¿Quién traza la línea divisoria entre el vano empeño y el empeño escaso? Y una vez reconocido como vano un empeño, allí donde la zorra de la fábula comprende que, por mucho que salte y salte, nunca llegará a las uvas, ¿cómo admitir sencillamente que no se alcanzan y darse la vuelta y olvidarse de las uvas, sin el pequeño consuelo de decirse que están verdes? ]

6 comentarios:

javier dijo...

La frase atribuida a Ortega me suena a proverbio chino.
Lo de Santa Teresa parece un aviso muy sensato para consejeros de almas -y aún de Bancos y Finanzas-.
Sus preguntas, oiga, son las que me inquietan.

Cristina Brackelmanns dijo...

Y a mí, y a mi, Don Javier, no se crea usted que no.
Es verdad que lo de Ortega suena a proverbio chino, que los chinos son muy suyos. Como que me lo encontré en el Google, en una de esas páginas de "citas célebres" al buscar el pedacito de Santa Teresa por si me libraba de teclearlo.
Tenía que haber puesto lo que dice mi tía Marga, que está a punto de cumplir los noventa y sabe más que todos los proverbios chinos juntos. Dice que ella no tira la toalla porque luego hay que agacharse a recogerla y tiene las rodillas muy malas para eso.

Muy honrada ,don Javier. Gracias.

E. G-Máiquez dijo...

Qué maravilla teresiana lo de la tía Marga, y me llega justo cuando estaba a punto de soltar una toalla. Gracias, gracias.

Cristina Brackelmanns dijo...

Gracias, Enrique, se lo voy a decir, que le gustará saberlo.
Mi tía Marga es un pozo de sabiduría, es la memoria de la familia y tiene gracia a espuertas.
Te encantaría oírla cómo cuenta las mil historias, por ejemplo las del colegio de las monjas Aranjuez, de huérfanas de militares, donde estaban internas las tres hermanas cuando empezó la guerra. Cómo se hacía señas por la ventana con mi abuela, que se pasaba la noche fuera vigilando cuando empezaron a quemar iglesias y conventos, y se pellizcaba para no dormirse por si tenía que sacar a toda prisa a las dos pequeñas de la cama para salvarlas de la quema. Y otro montón de historias más divertidas... Es genial de verdad.
En su honor nos pensaremos lo de la toalla. Muchas gracias a ti.

marinero dijo...

Yo no tengo tan claro que lo de Ortega -si es suyo- sea derrotista; creo que admite otra lectura, más positiva.
Es demasiado general la costumbre de mirar sólo hacia arriba; quiero decir, fijarse sólo en los que tienen más dinero, más oportunidades o más cosas que nosotros, y quejarnos por comparación de lo mal que nos trata la vida. El hecho es que, en España, se lleva un tipo de vida que, por comparación con la mayoría de la Humanidad, es abusivamente privilegiado, por ejemplo. Pero casi nadie repara en eso.
Cuando nos quejamos, ¿estamos seguros de que las aspiraciones que nos hacen quejarnos, por aquello de no cumplirse, no son ellas mismas desmesuradas y abusivas?
El cielo -decía Joubert; puede valer en su lugar "la vida", para quien no sea creyente- no nos debe lo que nos da, y a menudo nos da lo que no nos debe. Si tuviéramos esto algo más claro, quizá seríamos más sensatos (que no es lo mismo que más conformistas), y acaso también más felices.
La frase de la tía Marga, espléndida, sin duda. Gracias.

Cristina Brackelmanns dijo...

Estoy de acuerdo contigo al cien por cien, Marinero, y no sabes lo que me alegra poder coincidir. Siempre que entendamos el querer como querer tener.
Ahí no es que haya que conformarse, es que, como dices, vamos sobrados, como para dar gracias sin parar y hasta para avergonzarse. Y no hablo sólo de cosas materiales, sino incluso de poder leer a Joubert (que tiene razón, nosotros lo debemos todo) o estar aquí charlando. O de nuestras neuras y tristezas, lujos de sibarita en el fondo, no hay que ir muy lejos para darse cuenta. Y todo esto no es que lo piense, es que lo siento cada día.

Lo que ocurre es que si piensas en otros quereres, asuntos que se cuecen más dentro que fuera, la cosa cambia. Si lo miras así, la presunta frase de Ortega puede sonar hasta a lema de manual de autoayuda.

Muchas gracias a ti. Le diré a mi tía Marga que a Marinero también le ha gustado lo de la toalla.