27 marzo 2010

Viernes de Dolores

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Esquilo. Es una ley, sufrir para comprender.

San Agustín. No es bueno sufrir, pero es bueno haber sufrido.

Donoso Cortés. Pasea toda la tierra en ancho y en largo, vuelve los ojos atrás, tiéndelos adelante, devora los espacios y recorre los tiempos, y ninguna otra cosa hallarás en los dominios de los hombres sino esto que ves aquí: un dolor que no remite y una lamentación que nunca acaba. Y ese dolor, aceptado voluntariamente, es la medida de toda grandeza; porque no hay grandeza sin sacrificio, y el sacrificio no es otra cosa sino el dolor voluntariamente aceptado. Los que el mundo llama héroes son aquellos que, siendo traspasados por un cuchillo de dolor, aceptaron voluntariamente el dolor con su cuchillo. Los que la Iglesia llama santos son aquellos que aceptaron todos los dolores, los del espíritu y los de la carne juntamente.
El género humano ha sido unánime en reconocer una virtud santificante en el dolor. Por esta razón se observa que en todos los tiempos, en todas las zonas y entre todas las gentes, el hombre ha rendido culto y homenaje a los grandes infortunios. Edipo es más grande en el día de su infortunio que en los tiempos de su gloria... El hombre, sin saber cómo, se inclina siempre del lado del vencido: el infortunio le parece más bello que la victoria. Sócrates es menos grande por la vida que vivió que por la muerte que le dieron... él debe menos a la filosofía que a la cicuta. (...)-
El dolor pone una cierta manera de igualdad entre todos los que padecen, lo cual es ponerla en todos los hombres, porque padecen todos; por el gozar nos separamos, por el padecer nos unimos con vínculos fraternales. El dolor nos quita lo que nos sobra y nos da lo que nos falta, poniendo en el hombre un perfectísimo equilibrio: el soberbio no padece sin perder algo de su soberbia, ni el ambicioso sin perder algo de su ambición... el duro no padece nunca sin sentirse más inclinado a compasión, ni el altivo sin encontrarse más humilde; el violento se amansa, el flaco se fortalece. Ninguno sale peor que entró de esa gran fragua de los dolores; los más salen de ella con altísimas virtudes que nunca conocieron; (...)
... adondequiera que tienda su vista o enderece sus pasos el hombre, se encuentra con el dolor, estatua muda y llorosa que siempre tiene delante. El dolor tiene de común con la divinidad que es para nosotros a manera de círculo que nos contiene. A él vamos igualmente cuando gravitamos hacia el centro y cuando corremos hacia la circunferencia, y correr y gravitar hacia él es correr y gravitar hacia Dios, hacia el cual corremos con todos nuestros pasos y gravitamos con todas nuestras gravitaciones.

Léon Bloy. Habría que escribir un libro para demostrar con genio esta verdad sin embargo tan elemental, la de que es necesario haber sufrido para ser capaz de amor. El amor es un acto de la voluntad, pero el dolor es siempre una revelación anterior a ese mismo acto, porque el hombre tiene en su mísero corazón lugares que todavía no existen, en los que el dolor entra para que existan. Por ese motivo, el martirio, es decir la aceptación completa de todo el dolor posible, precipita en un instante el alma en el amor perfecto... Podemos verlo en la historia de los santos, y más o menos comprenderlo. Pero parece evidente que Dios aquí no lo hace todo de una manera sobrenatural, sino que actúan las leyes mismas del ser humano. (...)
¡Oh, Dios mío, qué grandes cosas podrían decirse sobre el dolor considerado metafísicamente! Por mi parte, no dejo de pensar en ello, y cuanto más reflexiono sobre ese grave e inflexible designio de nuestros corazones, con el que el hombre se encuentra por doquier - “estatua muda y llorosa que siempre tiene delante”- más bello lo encuentro, más benéfico, santo y divino. El dolor es la punta de diamante con la que entré en mi propio corazón, es el santo velo en el que quedó impreso el rostro sangrante de nuestro dulce Salvador crucificado. Se sabe que las estrellas ocupan siempre el mismo lugar en el cielo, pero según los diferentes estados de la atmósfera, a veces parecen más distantes, y a veces mucho más próximas, como lágrimas de luz a punto de caer sobre la tierra. Lo mismo ocurre con Dios. La alegría lo hace parecer alejado, mientras que la aflicción lo acerca y lo hace como habitar en nosotros. .. Un corazón sin aflicciones es como un mundo sin Revelación. No se ve a Dios sino a la débil luz del crepúsculo. Nuestros corazones están repletos de ángeles cuando están llenos de aflicciones. (...)
Es en las tinieblas de la naturaleza donde encontramos realmente la cercanía de Jesús. Y es cuando las criaturas a las que queremos están ausentes, mi tierno amigo, cuando somos sostenidos por el abrazo sensible del Creador... Es el Dolor quien nos lo revela... Durante un instante quedamos a ciegas…, después, gradualmente, la blanca figura de Jesús se destaca en medio de la oscuridad profunda... Aquí está, todo nuestro, así es como nos lo revela el alejamiento de las criaturas. Siempre estuvo ahí, siempre del mismo modo en nuestras almas, sólo estaba eclipsado por el falso brillo de las criaturas. Aparece, al fin, en la noche, como las estrellas.

Luis Rosales. Las personas que no conocen el dolor son como iglesias sin bendecir .


[Los parrafos de Donoso Cortés pertenecen al Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo. Los de Léon Bloy, que, como puede verse, conocía la obra de Donoso, a Lettres de jeunesse 1870-1893, en traducción de esta servidora. Las citas de Esquilo y Luis Rosales están cogidas de aquí y de allá y no consigo ubicarlas. (Nota 1: corregidas y ubicadas en los comentarios). 

6 comentarios:

Retablo de la Vida Antigua dijo...

El texto de Donoso Cortés es impresionante. Parece un alemán del XIX. ¿Qué pensaría el marqués de Valdegamas en los debates de las Cortes?, ¿qué pasaría por su cabeza?.

Un cordial saludo de su lector.

Ángel Ruiz dijo...

Qué buenos textos; me ha impresionado especialmente el de Donoso Cortés.
El de Esquilo es de 'Agamenón', v. 177.

E. G-Máiquez dijo...

Es telefónica, sí, y perla, desde leugo, pero no mía,naturalmente, sino de San Agustín. Que me la atribuyas es un honor que me haces, y que te agradezco muchísimo.

Donoso Cortés tiene el tono magistral de De Maistre, y tiene razón GdL: ¿qué pensaría ese hombre en Las Cortes?

Y Bloy (qué bien suena en español, por cierto) cómo acierta cuando dice: "el hombre tiene en su mísero corazón lugares que todavía no existen, en los que el dolor entra para que existan".

La cita de Rosales es de La casa encendida, del capítulo IV, ese que empieza: "La muerte no interrumpe nada". En la versión definitiva dice: "Las personas que no conocen el dolor son como iglesias sin bendecir", aunque, teniendo en cuenta lo que corregía Rosales puede que en una versión anterior pusiera "hombres".

Abrazo muy grande.

Cristina Brackelmanns dijo...

Un alemán, es cierto, no se me había ocurrido. Analiza y tritura como los alemanes, es verdad, pero la intuición y la pasión, y la fuerza y el ritmo de su prosa son completamente latinas. Quizá por eso fuera tan admirado en Alemania, y sólo de rebote en España (aquí se divertían llamándole quiquiriquí).
Creo que ahora entiendo mejor por qué este hombre me entusiasma tanto que hay veces que, al terminar algunos párrafos, me entran ganas de levantarme y aplaudirle.

Y, desde luego, qué abismo entre sus discursos y las puyitas de patio de cole de los sinsorgos de nuestros parlamentarios.

Muchas gracias y otro cordial saludo para usted, señor Gómez de Lesaca

Cristina Brackelmanns dijo...

¿Sabes, Ángel, que a veces hasta me recuerda a Fray Luis por cómo equilibra y mide los periodos, pura geometría,y por esos broches con los que cierra?
Tomo nota, Agamenón. Qué lujo de lectores
Muchísimas gracias.

Cristina Brackelmanns dijo...

Jo, qué burra, Enrique, pero te salió tan natural la perla y te pegaba tanto. Podría ser tuya perfectamente: ni más ni menos.

Y sí, Donoso bebía en De Maistre y se nota, pero lo del aire alemán me ha gustado. Bloy, en cambio, de alemán no tenía un pelo (y gracias, pero es que en esos párrafos no se le ha "subido al esófago el remienda botas de su abuelo" -como decía de sí mismo cuando se ponía canalla-, que ahí sí que se suda para traducirlo).

Ahora corrijo a Rosales. Un verdadero lujo sois todos. Muchas gracias y otro abrazo.