_
Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»
Jesús le contestó: - «¿Conque darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.» Cinco capítulos más adelante, en Juan 18:27, el episodio de las negaciones de Pedro finaliza con un lacónico: "Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo".
En el Evangelio de San Juan, Pedro no llora, tampoco nos dice que Jesús lo mire. Es terrible ese dolor seco, no visto, no lavado. Casi se siente la necesidad de correr al texto de Lucas para descubrir la mirada de Cristo: Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro (Lc 22, 61); para encontrarse con Pedro deshecho en llanto: y saliendo afuera, lloró amargamente (Lc 22,62). Qué consuelo esos ojos, qué alivio, por fin, esas lágrimas.
Aquí os dejo la plegaria de arrepentimiento más conmovedora que conozco: Erbarme Dich, mein Gott (Aria para contralto, violín solo, cuerda y bajo continuo, de la Pasión según San Mateo. BWV 244).
Inmediatamente después del recitativo que termina "y saliendo fuera, rompió a llorar amargamente", ese llanto de amargura se convierte en aria: del violín brota un río de pena, del bajo continuo caen a tierra, una tras otra, las lágrimas.
Dirige la Pasión mi querido Karl Richter. Interpreta el aria, pura desolación, Júlia Hamari:
Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»
Jesús le contestó: - «¿Conque darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.» Cinco capítulos más adelante, en Juan 18:27, el episodio de las negaciones de Pedro finaliza con un lacónico: "Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo".
En el Evangelio de San Juan, Pedro no llora, tampoco nos dice que Jesús lo mire. Es terrible ese dolor seco, no visto, no lavado. Casi se siente la necesidad de correr al texto de Lucas para descubrir la mirada de Cristo: Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro (Lc 22, 61); para encontrarse con Pedro deshecho en llanto: y saliendo afuera, lloró amargamente (Lc 22,62). Qué consuelo esos ojos, qué alivio, por fin, esas lágrimas.
Aquí os dejo la plegaria de arrepentimiento más conmovedora que conozco: Erbarme Dich, mein Gott (Aria para contralto, violín solo, cuerda y bajo continuo, de la Pasión según San Mateo. BWV 244).
Inmediatamente después del recitativo que termina "y saliendo fuera, rompió a llorar amargamente", ese llanto de amargura se convierte en aria: del violín brota un río de pena, del bajo continuo caen a tierra, una tras otra, las lágrimas.
Dirige la Pasión mi querido Karl Richter. Interpreta el aria, pura desolación, Júlia Hamari:
El texto del aria dice:
Erbarme Dich,
mein Gott. Um meiner Zähren willen,
schaue hier.
Herz und Auge weint vor Dir
bitterlich.
Erbarme Dich!
(Compadécete, Dios mío. A mis lágrimas vuelve tu mirada.
Corazón y ojos lloran ante ti amargamente. Compadécete)
[Para los que no entran a los comentarios, me traigo aquí esta joya de mi querido amigo Santiago:
"Llora el ojo y el corazón, que es tanto como decir que llora todo el ser, y llora al modo como sabía hacerlo Bach, cara a cara con Dios, que por algo en su Iglesia el hombre se enfrenta a Dios sin intermediarios. Es un llanto que espera (y confía) en el perdón, es amargo pero no desesperado; por eso la coral que va después afirma, sin ningún pudor, que no niega su culpa y que la misericordia de Dios es mucho más grande que sus pecados.
El timbre de la contralto da al violín una entonación sombría, dulce y melancólica: Bach, el genio inconmensurable de Bach, nunca se equivoca al elegir la voz adecuada con los intrumentos adecuados y las palabras precisas. La versión que nos recomiendas es excelente, pero hay otras también muy buenas. Para mí, la mejor es una, cualquiera, de las que se oyen estos días en las iglesias de barrio alemana, con pocos músicos, pocos cantantes y un público de respiración contenida que, por respeto al lugar, se va después del último coro sin aplaudir y sin hablar por no romper la bendición de tres horas de oración pura."]